Ceuta y Melilla
Se está hablando con frecuencia, a propósito de la aplicación de la ley de extranjería, del presente y futuro de estas dos ciudades españolas del norte de África. Creo que la mayoría de las veces se hace de un modo ligero, a la luz exclusiva del presente y fijándose tan sólo en el aspecto de su ubicación espacial, sin atender a consideraciones de otra índole sumamente importantes. Del conjunto de factores que hay que tener presentes a la hora de considerar un territorio parte de otro -históricos, geográficos, ,étnicos, religiosos y culturales-, tan sólo los geográficos, resultan aquí. débiles; los demás son incuestionables factores de españolidad. Pero no hay. que olvidar que los factores geográficos nunca pueden ser definitivos, a no ser que propugnemos un corrimiento de fronteras de ámbito universal. Pongamos como ejemplo a Estambul: separada del continente por un breve estrecho y perteneciente a Turquía desde 1453, más o menos en la misma época en que Ceuta se incorpora a España. Y, sin embargo, ni a Grecia ni a Bulgaria se les ocurre reclamarla, ni mucho menos a ningún turco perdir que se ceda. Ceuta y Melilla son españolas desde hace 500 años, cuando en el norte de África no existía ningún Estado organizado política, mente. Es erróneo hablar de devolverlas a alguien, porque no se puede devolver a alguien una cosa que nunca poseyó.Mezclar aquí el asunto de Gibraltar es hábil, pero no resiste ningún análisis. Gibraltar siempre perteneció a España hasta que fue cedida a otro país por un tratado; de lo que se trata ahora es de invalidar ese tratado por medio de negociaciones. Ni Ceuta ni Melilla están en este caso, porque nunca. fueron de otro país.
Estudiemos la historia y no tiremos piedras contra nuestro propio tejado. Estemos orgullosos de nuestras dos ciudades, que pertenecen a España antes que alguna provincia peninsular, y pensemos que el factor geográfico en ningún caso es determinante:
Hawai está en Oceanía y es, territorio norteamericano; el Sinaí está en Asia y es Egipto; la ya citada Turquía europea, Alaska, Canarias, Guam, las islas del Egeo y tantos otros casos, sin contar las colonias, son ejemplos claramente explicativos de cómo la geografía ha de someterse en ocasiones a la historia y al hombre.-