Libia pide a la Conferencia Islámica su solidaridad frente a "las amenazas sionistas e imperialistas"

La 16ª conferencia de ministros de Asuntos Exteriores de los países islámicos comenzó ayer en la localidad de Fez bajo la presidencia del príncipe heredero de Marruecos, Sidi Mohamed. FA orden M día de esta reunión de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) consta de 91 puntos, entre los que destaca la petición de Trípoli de "examinar las amenazas sionistas e imperialistas contra Libia". El resto de los asuntos son los mismos que ha discutido la OCI desde su fundación, hace 17 años. Antes del inicio de la reunión hubo que apaciguar otra exigencia libia de que se obligue a Egipto a romper sus lazos con Israel.

Sidi Mohamed abrió los trabajos de la Conferencia de ministros de Asuntos Exteriores islámicos con la lectura de un mensaje de su padre, Hassan Il de Marruecos, en el que se apelaba a los participantes a dar prueba "de imaginación, de tolerancia y de vigilancia".La disputa libio-egipcia estalló durante las reuniones preparatorias del fin de semana, cuando Damasco y Teherán se sumaron a la pretensión de Trípoli de que la OCI obligue a Egipto a romper sus relaciones con Israel. Estos tres Estados atacaron duramente a Egipto por mantener lazos con "el Estado sionista, que es el mortal enemigo del mundo islámico".

La delegación egipcia respondió a estas pretensiones diciendo que los ministros no tienen autoridad para revocar la decisión adoptada en la cumbre de la OCI de enero de 1984, que decidió readmitir a Egipto en el club, del que fue expulsado en 1979 por establecer relaciones con Israel, con el perfecto conocimiento de las relaciones que mantenía con Tel Aviv. El Cairo manifestó, además, que los ministros no podían atacar a Egipto mientras se desentendían de las relaciones militares que otros Estados islámicos mantienen con Israel, en clara alusión a las compras iraníes de material militar a Israel. El altercado quedó aparentemente resuelto cuando Marruecos propuso, para evitar que la cuestión menoscabara el resto de las discusiones, que se formara un subcomité para examinar el contencioso.

Los puntos cruciales de esta reunión -que en principio debe durar cinco días, aunque fuentes próximas a la propia conferencia han manifestado que pudiera concluir mañana- son la intervención soviética en Afganistán, la guerra del Golfo entre Irán e Irak, el conflicto de Oriente Próximo, la situación de Jerusalén y la cuestión palestina. La novedad con respecto a anteriores reuniones del mismo tipo es que el temor a una represalia militar por parte de Estados Unidos e Israel contra Libia por su presunta implicación en los atentados terroristas de los aeropuertos de Roma y Viena ha llevado al régimen del coronel Muammar el Gaddafi a solicitar que la reunión "examine las amenazas sionistas e imperialistas contra Libia" y a reclamar la solidaridad islámica.

Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que es miembro de la OCI, ha acusado a Libia y a Siria de estar tras los últimos atentado y secuestros de aviones realizados por extremistas árabes con el propósito de desacreditar a su organización.

El conflicto del Sáhara

Al margen de la conferencia, cuyos trabajos se desarrollarán a puerta cerrada, van a operar cuatro comisiones para asuntos financieros y administrativos, políticos, económicos y culturales. Casi todas ellas estarán presididas, por motivos de cortesía, por ministros marroquíes. Ello hacer suponer a los observadores que los presidentes de dichas comisiones harán valer, de manera oficiosa, los puntos de vista de su país, sobre cuestiones como el Sáhara, prioritaria para Rabat, pese a la presencia de Argelia en la reunión.

Los representantes iraníes asistirán por primera vez desde 1981 a un encuentro de la OCI en Marruecos, ya que las relaciones diplomáticas están interrumpidas desde 1979, con motivo de la caída del sha del Irán.

En círculos próximos a la conferencia se especula con la posibilidad de que los ministros de Asuntos Exteriores soliciten la convocatoria de una cumbre islámica de jefes de Estado para encontrar una solución a la guerra irano-iraquí. Desde su creación en 1981, el comité de mediación encargado de la cuestión no ha conseguido el menor resultado ante la inamovible posición iraní de condicionar todo diálogo al derrocamiento del presidente de Irak, Saddam Hussein.En relación con la situación afgana, una delegación de muyahidin que engloba a siete grupos exiliados de Pakistán, solicitará ocupar el escaño de Afganistán en la OCI. Kabul vio congelada su pertenencia a este club en 1980, por estimar los restantes países islámicos que el régimen prosoviético de Babrak Karmal no representa al pueblo afgano. Afganistán y Guinea Bissau son los dos únicos países relacionados con la OCI que no participan en esta reunión de Fez.

Graves problemas

Los 43 participantes habrán de abordar los graves problemas financieros de la Organización de la Conferencia Islámica y de sus organismos, la cooperación interislámica y la ayuda a brindar a los países del Sahel, gravemente afectados por la sequía.