Dos tenores con ideas distintas sobre la opera

Los teatros de ópera tienen prisa en preparar sus respectivas programaciones y cada vez se hace más difícil reunir en un mismo cast, en un mismo escenario, a dos tenores magistrales como son Alfredo Kraus y Plácido Domingo. Como excepción a la regla, y porque precisamente no se trataba de una ópera sino de participar en un recital benéfico, los dos tenores estuvieron juntos el domingo ente el público del Liceo de Barcelona. Y para mantener la excepción han aceptado también dejarse entrevistar al alimón.Son incontables las veces que el público, ese público no fanático ("no hay nada peor que un público fanático", declaran unánimes los dos tenores), no exclusivo, y que no pretende convertir la escena en el nombre de su divo, ha reclamado su derecho a contemplar y oír aquella parte del repertorio en el que podrían intervenir dos tenores. "Es cierto. Cada vez es más difícil, los cast se establecen con años de antelación", admite Alfredo Kraus. "Hay un repertorio que tiende a desaparecer porque son pocos los títulos que ofrecen dos papeles protagonistas para dos voces tenores". Y cada vez más el protagonismo se asimila a antagonismo y los grandes no admiten papeles secundarios. "Pero si puedo cambiaré", afirma Domingo, porque "añoro y extraño una cierta libertad, me siento monopolizado por determinados teatros. A una cierta edad te das cuenta de que no has actuado en determinados teatros de Italia, por ejemplo, y eso es algo que quisiera hacer". Kraus, por su parte, añade que "disponemos de pocas posibilidades para escapar a esta lógica que nos gobierna a los cantantes.

Puede que, efectivamente, sean los teatros quienes organicen sus galas tiranizando a los cantantes. Pero puede también que sean estos últimos quienes no estén dispuestos a romper con la mecánica de la ascensión en solitario. "Todo sería cuestión de probarlo", están de acuerdo los dos tenores, "pero con sumo cuidado", añade Kraus, "quizá grabando antes un disco". Acaso es una propuesta, como puede que lo sea la explicación de Domingo: "Hay una ópera, de Saveño Mercadante, Il Bravo, para la que se necesitan dos tenores y en la que, para que no haya antagonismo entre ellos existe incluso un intercambio de personajes".

Plácido Domingo y Alfredo Kraus, dos personajes distintos, casi se diría opuestos, por su formación: "Yo nací del arte, en la zarzuela, en el teatro", recuerda el primero; "Yo, por el contrario, viví en un mundo ajeno al canto", afirma Kraus. Dos magníficas voces, grandes actores, pero con maneras distintas de concebir la ópera: a Domingo le gusta colaborar en la producción, asistir a los diversos ensayos con los demas cantantes y con el coro. Por su parte, Kraus prefiere un poco más de rapidez y considera que aquellos ensayos de varias semanas que se realizan en algunos de los mejores teatros le "restan sinceridad" a su labor.

Y aunque con planteamientos distintos, se enfrentan con una misma suerte de dificultades y en primer lugar entre ellas las que resultan del mantenimiento de sus respectivas voces.