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El socialismo en el sur de Europa

En 1982 Felipe González asumió el poder en España con la promesa ilusoria de crear 800.000 puestos de trabajo y mejorar los casi inexistentes servicios sociales en cuatro años. Su tiempo se acaba. El desempleo supera el 20% y los servicios sociales no han sido reformados. Los precios iniciarán su ascensión en cuanto España ingrese en la Comunidad Económica Europea, el 1 de enero de 1986.González debería, por su bien, poner toda su atención en ello. No obstante, los pronósticos señalan que su partido puede volver a ganar en las elecciones del año próximo. ¿Cuál es su secreto? Los socialistas españoles juegan la baza de la democracia y son muchos los españoles que conservan aún en el recuerdo la dictadura franquista, finalizada tan sólo hace 10 años. Reconocidos a la democracia, se muestran renuentes a presionar con exigencias económicas. Incluso los conservadores españoles tienen que admitir que ha sido afortunada la contribución de Felipe González a la transición pacífica hacia una sociedad moderna y secularizada. Esto se ha visto favorecido también por el hecho de que la derecha sea todavía dirigida por un hombre que colaboró con Franco.

Ahora que por fin han desaparecido los temores a que la democracia pudiera malograrse, los socialistas españoles tendrán que admitir que alcanzaron el poder sin un programa económico que puedan llamar propio. En nombre de la competencia y la modernización, los socialistas han iniciado el derribo del viejo edificio del Estado franquista, fuertemente centralizado y barroco en sus subvenciones a la industria. Pero en esta tarea podrían llegar a destruir instrumentos de dirección económica que pudieran resultar necesarios

Algo semejante ha sucedido en el empobrecido Portugal, donde los socialdemócratas -esa confusa etiqueta que en el sur de Europa aúna a los liberales de centroderecha- triunfaron en las elecciones de noviembre. Los comunistas, encabezados por el canoso y aquilino Álvaro Cunhal, obtuvieron el 16%

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En Grecia, el PASOK es realmente un partido de izquierdas. (...) Papandreu ganó las elecciones generales de junio y frenó el avance de los comunistas ortodoxos. Aunque cuentan con sindicatos fuertes (...) y obtuvieron el 10% de los votos, no suponen una verdadera amenaza para el Gobierno. Pero los conflictos sociales podrían beneficiar a los conservadores.

Dado su reciente pasado dictatorial, es natural que los socialistas del Sur se muestren cautelosos y no quieran inquietar a la derecha. Pero tienen que ser algo más que precavidos. Uno de los objetivos básicos de toda democracia, un verdadero Estado social, está muy lejos de ser logrado en el sur de Europa.

(...) En España sólo uno de cada cuatro parados cobra el subsidio de desempleo. La asistencia sanitaria es rudimentaria. Suecia gastó el equivalente a 1.2351 dólares en la atención sanitaria de cada ciudadano en 1982; España, 417 dólares, y Portugal, tan sólo 248. Los socialistas de Europa del Sur tienen por delante una inmensa tarea que realizar si van a afrontarla solos.

Londres, 27 de diciembre

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