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'POP'

El estado de La Unión

Había pasado medio año desde que el cuarteto madrileño La Unión actuó en las fiestas de su ciudad. "Madrid tiene mucho peso", reconoció Marío Martínez, el guitarrista, en una reciente entrevista para Radio El País. El público, que había pagado 900 pesetas para casi llenar el recinto, permaneció muy expectante, pero quieto y frío durante toda la actuación.No se puede ignorar el fenómeno de esta banda, cuyo éxito Lobo hombre en París asombró a la audiencia en el año anterior. Estos cuatro jóvenes, que fueron los primeros en sorprenderse y que entonces apenas dominaban los instrumentos, no se durmieron en alardes o autoalabanzas y se propusieron lograr un sonido digno y particular en vivo.

La Unión

Con Rafael Sánchez, voz; Mario Martínez, guitarra y coros; Luis Bolín, bajo y coros, e Ignacio Zabala, teclados. Con la colaboración especial de Mercedes Ferrer, guitarra y coros, Arturo Soriano, saxo, y Carlos de Yebra, batería. Duración: 73 minutos. Recital celebrado en Zona de Madrid el día 20 de diciembre.

Y lo han conseguido en poco tiempo. La niebla abrió su recital de música y luces muy elaboradas, de canciones lejanas del rock, por la influencia de otras maneras del pop actual. La Unión se esfuerzan en directo con un sonido limpio y admirable, pero carente de esa fuerza que se contagia más con un repertorio rockero.

Sin vibraciones

La ayuda de Mercedes Ferrer, artista que ha relevado a La Unión en el último premio musical Icaro, recientemente otorgado, fue acertada. Sus coros embellecieron las melodías, que el cantante Rafael Martínez protagonizó con su estilo introvertido y distante, quizá algo difícil de capturar por parte de muchos espectadores.Y la colaboración del saxofonista Arturo Soriano, que es un rnúsico muy espectacular a quien se recurre continuamente en el pop español, sobresalió, pues fue brillante y calurosa.

La cantante es sin duda la mejor pieza del segundo disco. Por su parte, El maldito viento se notó en este recital con más nitidez que en el disco gracias sobre todo a la guitarra de Mario, cuya presencia sonora en todo el repertorio habría sido imprescindible para que los asistentes se hubieran animado más.

El anuncio y la interpretación de su canción célebre tampoco inquietó. El espectáculo se prestó, más bien a la escucha y la contemplación tranquilas, sin vibraciones.

Los componentes de La Unión han tocado este año en cerca de 70 galas, repartidas por todo el territorio español e incluso por el latinoamericano, y graban con frecuencia temas que pegan y venden, como Sildavia, o la balada reciente Entreflores raras. Sin embargo, no parecen haber superado su complejo ante el público de Madrid. No hacen aquí música cálida o agitadora y su apuesta puede resultar algo compleja, ardua y, sobre todo, bastante arriesgada.

Por todos los síntomas, cuando actúa en directo, La Unión no hace la fuerza.

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