El cardenal Ratzinger presenta los documentos secretos del ex Santo Oficio
El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe o ex Santo Oficio, protagonizó en la mañana de ayer una inesperada conferencia de prensa para presentar una obra que recoge los 58 documentos producidos por dicha congregación en los 20 años del posconcilio.El cardenal alemán empezó advirtiendo que no respondería a preguntas ajenas al tema pero, al haber sido un personaje clave del sínodo de obispos que acaba de concluir, no fue posible frenar las numerosas preguntas indiscretas de los periodistas, que el cardenal, luciendo una sutil sonrisa, acabó contestando también con gusto.
De los 58 documentos publicados, sólo dos eran en realidad inéditos y secretos: los que llevan los números 15 y 16. En latín. Ambos se refieren a los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio civil o viven en estado de concubinato. El primero trata de la posibilidad de que reciban los sacramentos en vida y pide a los obispos que se les niegue dicha gracia. El segundo se refiere a los mismos divorciados, pero en la hora de la muerte. El documento curial es más generoso y concede esta vez que se les otorgue sepultura cristiana si en el momento de expirar han dado señales de arrepentimiento y si con ello no se va a producir escándalo en los otros fieles.
Ratzinger se esforzó por explicar que, tras el concilio, habían cambiado los métodos del ex Santo Oficio, empezando por el nombre (ahora se llama Congregación para la Doctrina de la Fe). "No sólo se ha trabajado en la defensa de la doctrina y en la condena de errores", dijo, "sino también en la promoción del dogma". A quien le hizo ver que, sin embargo, los 58 documentos son todos ellos más bien de condena o defensa del dogma y de la moral y que concluyen precisamente con la condena de Leonardo Boff (representante de la teología de la liberación), el cardenal respondió que así es, pero explicó al mismo tiempo que ello se ha debido a los pocos medios con los que cuenta su congregación, que no le deja tiempo para otra cosa que para defender la fe.
Preguntado sobre la decisión del sínodo de hacer un catecismo universal para toda la Iglesia, Ratzinger respondió que se ha tratado de "una inspiración" y que poco importa que se le llame catecismo o compendio, ya que, explicó, "lo importante es que ha quedado claro lo que queremos hacer".
Al recordársele que el concilio empezó condenando a los profetas de desventuras, mientras el sínodo acabó con un documento impregnado de pesimismo, Ratzinger respondió: "Lo del pesimismo y optimismo es sólo un problema temperamental. Para la Iglesia lo importante es la eterna esperanza".
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