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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El 'victimismo' de los catalanes

El señor Llorca Teruel nos habla, en carta a EL PAÍS del día 4 de diciembre, sobre el victimismo catalán en términos justificativos y que merecen respuesta, porque, de no dársela, puede el señor Llorca seguir afirmando la discriminación lesiva para Cataluña que el Estado practica y puede quien lo lea, por aquello de "quien calla, otorga", creer que son ciertas sus afirmaciones.No, señor Llorca. Aunque diga usted verdad en lo que cita, no dice toda la verdad, y nosotros nos atreveríamos a recomendarle que lea en lo sucesivo con más atención las páginas de Economía y Trabajo de este mismo periódico, en las que podrá encontrar los datos que, bien interpretados (no e a forma que hacen algunos políticos de su región), pueden hacerle ver que no hay tanta discriminación.

"Aumentan las diferencias entre regiones ricas y pobres" (EL PAÍS, 8 de abril de 1984). ¿Y sabe por qué? Porque, en general, aún no se ha desterrado la vieja costumbre de promocionar con inversiones indirectas (protección arancelaria, desgravaciones fiscales, subvenciones a las empresas, reconversión y reindustrialización, empresa pública, etcétera) a las regiones más desarrolladas, dándose en España el caso paradójico de que "el ahorro de las regiones pobres continúa financiando a las empresas eléctricas y al Instituto Nacional de Industria" (EL PAÍS, día 19 de abril de 1982), sin que, como se practica en la Europa comunitaria, se haya buscado de forma efectiva una aproximación, ya que no equiparación, entre las rentas agrarias y las industriales, compensando aquella financiación. Porque ¿sabe usted dónde están las mayores inversiones del INI? En su región. Cataluña, con un inmovilizado de 381.758 millones, ocupa el primer lugar, y si se exceptúa Hunosa (Cinco Días), Tarragona y Barcelona, con 44.517 empleados, es la que cuenta con más trabajadores del holding, que, como muy bien sabe, sus nóminas anuales son casi equivalentes a las cantidades que el Estado viene pagando por sus pérdidas. Sólo las pérdidas de 1983 (EL PAÍS, 21 de octubre de 1984) pagadas por el Estado, que fueron 35.779 millones, suponen una inversión per cápita en Cataluña de 6.000 pesetas que sumar a las 6.000 que usted consigna. Pero hay más.

Lamentamos no tener espacio y que usted no haya consignado el origen de sus cifras, que suponemos sujetas a variación cada año. Quizá se deban a las declaraciones de ciertos políticos catalanistas, que interesadamente ocultan el volumen de estas inversiones indirectas de que podríamos hablar tanto, porque son igualmente a costa del resto de las regiones. Éste fue el caso de una "distribución de inversiones" que publicó en Cinco Días la Generalitat, referida a los Presupuestos Generales del Estado de 1983. En aquélla daban como inversión en Cataluña 5.629 pesetas por habitante y una media nacional de 14.522, parecido a lo que consigna, se silenciaba la distribución de 182.947 millones de inversión no regionalizables, que eran los destinados a empresa pública, cuya ubicación es conocida. Basta con decir que en 1984, dato que poseemos, Cataluña "arrasó", en frase de Cinco Días (9 de agosto de 1984), llevándose 83.434 millones de los 324 millones repartidos. Como es muy posible que sus datos se refieran a igual referencia de la Generalitat para los presupuestos de 1985 o 1986, le recomendaríamos que contabilizase los 381.377 millones, o 360.890 millones, respectivamente, que, como asunción de deudas (amortización e intereses), 182.600 millones, o 208.000, respectivamente, y como inversión o subvención, se invirtieron (1985) y se prevén (1986) para la empresa pública (Ya, 12 de octubre de 1985), porque sólo así, sabiendo lo que corresponde a Cataluña, se podrá determinar si hay discriminación.

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Le hacemos el favor, por espacio, señor Llorca, de esas inversiones indirectas que suponen la tajada del león en la desgravación fiscal (340.000 millones en 1984), y que va a desaparecer con el impuesto sobre el valor añadido; las subvenciones a la reconversión industrial (sólo el textil, unos 200.000 millones), o la protección arancelaria, que siempre les favoreció y de la que su última expresión es el gravamen de un 16% a los tubos de televisión que antes no pagaban (12 a 20 pulgadas) para promocionar la Miniwat en Granollers. Le hacemos el favor, pero sí queremos decirle que desde aquí, Andalucía, Extremadura, Castillas, etcétera, hoy, por el sistema que elegimos, sabemos todo esto, y que con su carta, inducida por quienes ocultan estas realidades, y hay más, se hace un flaco servicio a la solidaridad interterritorial y a las autonomías.-

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