_
_
_
_

Las conclusiones del sínodo

( ... ) Es evidente que la convocatoria del sínodo ahora concluido y su celebración en Roma habían suscitado en algunos una considerable curiosidad no exenta de recelos sobre su desarrollo y sus resultados. Los miedos a las alarmas sobre el futuro del concilio aparecían en algunas voces. Clausurado ya el sínodo, no vale la pena dedicar una línea más a ponderar cuanto había en tales alarmas de infundado. Ni el sínodo pretendía liquidar un concilio ni, como dijo el cardenal Danneels, se reúne un sínodo para hablar de un libro, aludiendo a las reacciones suscitadas por el que publicara el cardenal Ratzinger.Y sin embargo, hay que levantar acta de la persistencia, tan poco objetiva, con que determinados medios de comunicación han venido tratando los trabajos del sínodo. Crónicas y reportajes daban a veces la impresión de estar tratando de otro sínodo distinto del que hacían los obispos y del que queda ahora reflejado en los textos sinodales. Exageración de las naturales tensiones hasta convertirlas en enfrentamientos dramáticos; cortinas de humo lanzando desde fuera temas que dentro han tenido escasísimo relieve; simplificación de términos y de conceptos; aplicación de unos esquemas fundamentalmente políticos a una realidad religiosa; alarmismos que la realidad ha descalificado, han sido ingredientes habituales en la dieta que esos medios de comunicación han servido a sus clientes.

El tema no es baladí. Si semejantes recursos derivaran de una falta de información seria, veraz y continuada, facilitada por los correspondientes órganos vaticanos, no habría más remedio que reclamar mayor atención a algo tan natural y tan conciliar como es la opinión pública dentro de la Iglesia. Si se tratara de empecinamiento en ignorar la naturaleza propia de la Iglesia y de sus instituciones, de intentos de manipulación de la objetividad informativa, de mecanismos para presionar desde fuera sobre los debates sinodales, sería el caso, y puede que lo sea, de reclamar en nombre de la opinión pública mayor dignidad y más respeto. Es un hecho que la opinión pública ha estado interesada por el sínodo, pero ¿ha estado servida en la misma proporción?

En cualquier caso, el sínodo ha puesto sobre el candelero la luz del concilio. La Iglesia y el mundo, que saludaron el Vaticano II con tanta esperanza, tienen hoy motivos para abundar en la misma esperanza de hace 20 años.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_