¿Democracia en Honduras?

José Azcona Hoyo parece haber sido elegido el próximo presidente de Honduras, recogiendo el 25% del voto, según los últimos escrutinios.Esto no debe sonar tan mal, considerando que se presentaban ocho candidatos a la presidencia. Pero uno de ellos, Rafael Leonardo Callejas, recibió más del 40%, y aun así ha perdido. Esta extraña circunstancia define el estado, hoy día, de la democracia en Honduras.

El presidente saliente, Roberto Suazo Córdova, trató de escoger zafiamente a su sucesor. Después de provocar conflictos con el Tribunal Supremo, con los más importantes dirigentes políticos y, lo que es más importante, con el mando militar, se convirtió en el máximo responsable de una ley electoral que contradice el espíritu de la Constitución y que virtualmente garantiza la inestabilidad. La ley atribuye la presidencia, no a la persona que obtenga más votos, sino al candidato del partido cuyos candidatos reciban más sufragios.

¿Esto qué es? ¿No es una forma corrompida más de la democracia que rige en América Central? Los mandos militares dictan a los presidentes lo que deben hacer, excepto en Costa Rica y en Nicaragua, y en este país los derechos políticos están reservados solamente para los partidarios del régimen sandinista.

Pero Honduras es un caso especial, porque la política de la Administración Reagan lo ha hecho así. Es la principal base militar de Estados Unidos para las operaciones en las fronteras de Nicaragua y El Salvador. Es también la base principal de apoyo a la contra, que lucha y combate contra Nicaragua.

Los norteamericanos debían cuidar más la democracia en Honduras, no solamente por las apariencias, sino porque los intereses de Estados Unidos requieren allí estabilidad. Honduras no es inmune a la agitación que amenaza a sus vecinos.

Tiene una larga historia de abruptos cambios de régimen, y Gobiernos civiles, no elegidos por votación popular, se han sucedido unos a otros. Como lo ha demostrado con toda claridad durante 37 años Costa Rica, la verdadera democracia es la mejor garantía de estabilidad en América Central. La seudodemocracia en el resto del istmo socava la legitimidad de los líderes y solamente invita a los golpes militares. ( ... ).