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La agitacion estudiantil en China provoca un congreso urgente de las juventudes comunistas

Los dirigentes chinos convocaron ayer un congreso extraordinario y con carácter de urgencia de la Liga de Jóvenes Comunistas, en un intento de frenar las críticas de los estudiantes contra el hombre fuerte del régimen, Deng Xiaoping, por la denominada política de puertas abiertas. El Diario del Pueblo, órgano del partido comunista, anunció que la reunión debería urgir a los jóvenes chinos a continuar "en el frente" de las nuevas políticas y a mantener la disciplina.

Las manifestaciones de los estudiantes comenzaron el pasado mes de septiembre en la prestigiosa universidad de Beida, en Pekín, para denunciar "la actual invasión económica japonesa", tomando como pretexto la celebración del 45º aniversario del incidente de Mukden, qué preludió la invasión japonesa en las provincias del norte de China.En las últimas semanas hubo también dos manifestaciones en la plaza de Tienanmen, en el centro de Pekín, y en otras tres ciudades, con enfrentamientos entre estudiantes y policía.

Japón como pretexto

La critica a la invasión de productos japoneses en China pareció servir de pretexto para que los estudiantes mostrasen su oposición al movimiento de apertura."No hay oposición izquierdista a la política de apertura", declaró un estudiante "y todo el mundo reconoce que hoy se vive mejor en China que hace unos años, pero el espíritu de empresa, el afán de enriquecerse, no constituye ningún ideal".

Un diplomático occidental atribuyó ese malestar a los cambios sociales producidos en China en los últimos años. "En 1980 y 1981 los estudiantes eran el modelo social que todo el mundo envidiaba", dijo el diplomático. "Hoy", prosiguió, "el modelo es el joven empresario privado, que con frecuencia, sin necesidad de ningún diploma, se ha enriquecido y podido comprar una moto japonesa para pasear a su novia, mientras que los estudiantes siguen recibiendo 30 yuanes (unas 1.600 pesetas) mensuales, con la perspectiva de recibir al terminar sus estudios un puesto de trabajo lejos de Pekín".

"Por otra parte", añadió el diplomático, "la China actual conoce una cierta relajación del control social y, aunque no existe una oposición al régimen, tampoco se pide a la gente una muestra constante de adhesión total".

Aunque los sentimientos antijaponeses de los estudiantes son reales, muchos de ellos reconocen que, en el fondo de las protestas hay una critica por la situación un tanto marginal que tienen los estudiantes en la actual sociedad china.

Tolerancia

El Gobierno chino vio al principio con tolerancia ese tipo de manifestaciones, que estimulaban el nacionalismo en relación con Japón, pero apreciaron mucho menos ciertos lemas que denunciaban "la actual invasión económica japonesa" o la reaparición de los dazibaos (tableros de anuncios públicos, oficialmente prohibidos para evitar el recuerdo de la Revolución Cultural), en los que se acusaba al Gobierno chino de "vender su alma" en provecho de la apertura económica.En varios artículos de Prensa, el Gobierno chino criticó las manifestaciones y recordó la necesidad de trabajar dentro de los canales del partido. En un esfuerzo para recuperar la iniciativa ante el malestar estudiantil, el Gobierno de la República Popular China planea la celebración de una gran manifestación, en Pekín, para conmemorar, el próximo 9 de diciembre, el 50º aniversario de la presión ejercida por los estudiantes ante el generalísimo Jiang Jieshi (Chiahg Kai-chek), para que se uniera a los comunistas en un frente común contra la invasión japonesa.

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