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Strauss mantiene su liderazgo indiscutido en la CSU bávara

La reelección, el pasado fin de semana, de Franz Josef Strauss, de 70 años de edad, como presidente de la Unión Cristiano Social de Baviera (CSU) con el 98,8% de los votos demuestra la enorme cohesión de este partido populista, católico y conservador en torno a su indiscutido líder desde hace ya 25 años. Strauss pudo una vez más explicar su gestión ante "el partido político más moderno de Europa", cuya fundación calificó de "suerte para la historia alemana" seguro del aplauso de la inmensa mayoría de los delegados.

El apoyo a la participación de la República Federal de Alemania en el programa de la guerra de las galaxias norteamericano y la oposición a las sanciones contra Suráfrica, fueron dos de las conclusiones de política exterior en el congreso que la CSU celebró en Munich coincidiendo con el 40º aniversario de su fundación.La CSU, desde 1963 con mayoría absoluta en el Parlamento bávaro, cuenta con una indiscutida influencia en el Estado; desde esta posición, Strauss ha logrado, por una parte, aumentar considerablemente los márgenes de autogobierno para Baviera. Por otro lado, la influencia de Baviera en la política de la RFA se ha fortalecido constantemente; su fuerte personalidad ha logrado imponer "criterios bávaros" en Bonn en muchas ocasiones, especialmente en los últimos años, desde que accedió al poder Helmut Kohl. Es, de alguna forma, una compensación por la cancillería federal. Para ello, Strauss no ha huido del enfrentamiento con los dos partidos que forman con la CSU la coalición gubernamental en la RFA, los cristianosdemócratas y los liberales. El dirigente bávaro no ha dudado en criticar o incluso descalificar al canciller y al ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher, o en crear situaciones de tensión en la coalición.

Especialmente en aspectos de la política exterior de la RFA, los enfrentamientos de Strauss con Genscher han sido una constante de los tres años de Gobierno de la actual coalición. La discusión sobre la imposición de sanciones al régimen de Suráfrica, a la que Strauss se opone con vehemencia, y el debate sobre la participación de la República Federal de Alemania en el programa norteamericano de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) son dos ejemplos recientes.

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