La Telefónica aspira a comprar la agencia UPI
Las negociaciones en busca de un posible comprador para la agencia de prensa United Press International (UPI), que lleva seis meses intentando salir de una grave situación económica cercana a la quiebra, se han intensificado a lo largo del pasado fin de semana. Tres grupos, entre ellos, uno en el que participa la Compañía Telefónica Nacional de España, se disputan el control de la que fue una de las grandes agencias de información mundiales.
William Adler, portavoz de la agencia, redujo la lista de posibles compradores a tres, grandes grupos. El primero, encabezado por el mexicano Mario Vázquez Raña, de 52 años, presidente del Comité Olímpico Mexicano y dueño de la cadena de periódicos El Sol, también de México. La oferta de Vázquez Raña a los acreedores de la agencia es inferior a la deuda total de UPI, que se calcula entre 25 y 28 millones de dólares (unos 4.500 millones de pesetas), pero incluye la promesa de una inversión de otros 25 millones de dólares para revitalizar la empresa. En opinión de los expertos, ésta podría ser la opción con más posibilidades de obtener el control de la agencia.La segunda oferta es la encabezada por el financiero Joe E. Russo, dueño de varias compañías inmobiliarias y financieras, cuya cifra de negocios anuales supera los 1.000 millones de dólares (160.000 millones de pesetas). Es en este grupo financiero en el que está incluida la oferta de la Compañía Telefónica Nacional de España. Russo ofrece a los acreedores la totalidad de la deuda, pero no da ninguna seguridad en cuanto a la futura inversión para sacar a flote a la compañía.
Luis Solana, presidente de la Telefónica, indicó que su intención era "sacar a flote a la agencia para hacerla funcionar como tal, no para volver a venderla".
La tercera oferta, surgida en los últimos pasos de la negociación, procede de un consorcio de compañías encabezado por Financial News Network -una empresa especializada en información económica- y la compañía de seguros Merrill Lynch.
Aprobación del tribunal
Cualquier plan de reorganización de la agencia debe ser aprobado por el tribunal que lleva la suspensión de pagos de la empresa. El tribunal tiene también el poder de escoger entre las diversas ofertas si la dirección de UPI, el sindicato de la empresa y el consorcio de acreedores no se ponen de acuerdo.El presidente del sindicato, William. Morrisey, anunció la semana pasada que tanto con Vázquez Raña como con Joe E. Russo se había llegado a acuerdos que el sindicato consideraba satisfactorios y que en breve plazo estaba prevista una reunión con el tercer grupo comprador.
El portavoz de UPI, William Adler, indicó que un comité -compuesto por él mismo, el redactor jefe de la agencia, Max McCrohon, y el consejero William Bowe- estaba intentando establecer, desde la perspectiva profesional de la agencia, cuál de las tres ofertas encajaba mejor con el estilo de UPI y su credibilidad periodística. La elección le sería comunicada al director de la agencia, Luis Nogales, a quien corresponde la decisión final.
El poder decisorio de Nogales ha sido puesto en duda ante los tribunales por los principales accionistas de la agencia. Douglas Ruhe y William Geissler, dueños de la. mayoría de las acciones de la compañía Media News Corporation, que, a su vez, controla la totalidad de las acciones de la agencia UPI, han presentado una demanda ante los tribunales norteamericanos en la que reclaman su derecho a decidir sobre los destinos de UPI.
Ruhe y Geissler renunciaron al control de las operaciones diarias de la agencia en favor de Nogales el pasado mes de junio como parte de un acuerdo con el consorcio de acreedores, pero se niegan ahora a mantenerse al margen de las operaciones de reorganización de la agencia. Ruhe anunció que estaba dispuesto a luchar en los tribunales contra cualquier plan que dejara de lado a la compañía propietaria que él representa.
Según los abogados que llevan la suspensión de pagos de UPI, hay muy pocas posibilidades de que Ruhe y Geissler puedan oponerse a los planes de reestructuración de la empresa, aunque, si plantearan su caso ante los tribunales, podrían crear numerosos problemas.
Por otra parte, Ruhe y Geissler están intentando vender las acciones de la empresa por valor de dos millones de dólares (320 millones de pesetas) que obran en su poder.
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