La abstención electoral

Me ha sorprendido que EL PAÍS haga una encuesta sobre intención de voto en la que no pregunta por la intención de abstención.

¿No estaré leyendo El País Imaginario?, me pregunté. No, observé, estoy leyendo EL PAÍS.

Creo que la abstención será el signo diferenciador de las próximas elecciones con respecto a las anteriores. Al menos es previsible que esta opción sea la de mayor crecimiento.

La dictadura murió de vejez. La UCD, por falta de credibilidad, derivada de su incumplimiento de los programas y de las feroces luchas internas por el poder.

El irreductible empeño del pueblo español en de credibilidad a sus políticos en la nueva andadura democrática se volcó votando al PSOE. Nunca un partido tuvo tanto poder. Tenía el gobierno de la nación, casi todas las autonomías, casi todos los ayuntamientos... Renacía de las cenizas la esperanza de que por una vez en este país, iba a realizarse un programa.

A tres años de su mandato vemos que las líneas del tren de la historia siguen en la misma dirección inexorablemente. No se cambié su rumbo para hacerlas coincidir con la voluntad de la mayoría de los españoles. Los programas no se cumplen. No han sabido realizarlos. O no les han dejado. O no han querido. Pero esto tienen que explicarlo claramente para no arrojar la última fe por la borda. La abstención está llamando a la puerta. Y esta abstención está generada desde dentro de los gestores de la cosa pública. No sé si EL PAÍS es consciente de ello. Creo que sí. Máximo hizo extensiva la marcha de la abstención desde Lisboa a Madrid en sus págimas. Pero ¿qué razón tiene pará no hacer de ello una cuestión en la encuesta? A veces El País Imaginario es más real que EL PAÍS. Por ejemplo, en este 27 de octubre de 1985.-