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Protesta estudiantil de nuevo cuño en Italia

Se suceden las manifestaciones multitudinarias de adolescentes 'apolíticos'

Juan Arias

Hay quien piensa, desea o teme que en Italia esté estallando un nuevo Mayo del 68 estudiantil. Los protagonistas, miles de estudiantes adolescentes, lo niegan afirmando que el de ellos es un movimiento completamente nuevo, apolítico. "No pedimos la luna, sino cosas concretas", decía una pancarta que encabezaba la manifestación del miércoles pasado en Turín, por cuyas calles y plazas desfilaron más de 20.000 jóvenes.

Días atrás, idénticas manifestaciones de estudiantes, casi todos ellos de las escuelas técnicas, tuvieron lugar en Milán; después, en Nápoles y Roma. Y ahora se está organizando un encuentro nacional en la capital para el día 16. El fenómeno es tan vistoso y empieza a preocupar tanto que el ministro del Interior, Oscar Luigi Scalfaro, convocó ayer al Comité Nacional de Seguridad para afrontar el problema.Se teme que el incendio que había empezado meses atrás en algunos pequeños centros del sur del país se acabe convirtiendo en crónico, sobre todo porque el fuego ha llegado ya a las grandes ciudades que arrastran a la opinión pública, como son Milán, Turín, Roma y Nápoles.

Los nostálgicos del Mayo del 68, los huérfanos de la extrema izquierda, desean apuntarse a la cita, aunque les parece como un sueño que pueda ser verdad. Los pequeños grupos de la diáspora, como Autonomía Obrera, han intentado ya hegemonizar el movimiento en ciernes. En algunos lugares, como en Roma, hicieron incluso abortar la primera manifestación porque los nuevos protestatarios, los adolescentes del 85, temen ser instrumentalizados. No quieren oír hablar de ideologías, de política.

Exorcizar el miedo

Quienes, por otra parte, intentan exorcizar el miedo a la nueva avalancha estudiantil destacan que estos nuevos jóvenes son hijos de "la no violencia" y que lo que quieren y piden no es revolución, sino "más escuelas, más laboratorios, profesores más preparados y estudios menos caros". Por eso protestan contra la nueva ley Financiera, que deberá estos días aprobar el Parlamento y que aumenta considerablemente los impuestos escolares.Pero los que sueñan con que el movimiento pueda ser como la alborada de una nueva revolución, como Marco Capanna, secretario de Democracia Proletaria, y que fue en 1968 el gran líder del movimiento universitario de Milán, recuerdan una cosa: en Italia, el Mayo del 68 empezó con la ocupación de la universidad Católica de Milán, capitaneada entonces por Capanna; lo único que pedían entonces era precisamente "menos impuestos escolares".

El escritor Giorgio Bocca -ha explicado estos días que la verdad es que estos jóvenes de hoy quieren poner en práctica un corolario natural de la gran batalla de Mayo del 68 a favor del "derecho al estudio". Entonces fue una batalla por el principio. Hoy lo es para que aquel derecho conquistado se haga tangible. Por eso piden cosas concretas, concretísimas. Por eso, Rosanna Rossanda, líder de Il Manifesto, ha escrito que los poderosos tienen hoy, si cabe, más miedo a estos jóvenes que a los de Mayo del 68, porque la revolución que piden "es más cara" y porque la respuesta que se les debe dar no puede ser ya teórica, sino "concreta".

Las diferencias con aquel movimiento del 68 son muchas. Piero Schiavello, periodista de La Repubblica y que fue entonces uno de los líderes romanos del movimiento estudiantil, ha dicho a EL PAIS: "No creo que sea posible un nuevo Mayo del 68. Faltan las bases ideológicas. Aquello no nació por generación espontánea. Estuvo preparado con miles de horas de debates en la base; teníamos un proyecto político, una homogeneidad ideológica. Hoy, no".

'Ateos' de la política

Los jóvenes de hoy, además, no pertenecen a los hijos de la burguesía; son jóvenes que han abarrotado las clases para aprender un oficio y que no tienen esperanza de encontrar un puesto que necesitarán para poder vivir. Son desilusionados de la política. Son eclécticos. La lista que más votos ha obtenido en Roma es una en la que hay de todo: desde los que leen el diario comunista L'Unitá hasta miembros del movimiento de la extrema derecha; y hay quien 'se confiesa ateo en política. "Esto se explica", dicen, "porque nosotros hemos propuesto un programa muy concreto y práctico. Queremos primero resolver los problemas de nuestro instituto sin dejarnos arrastrar por la fantasía".La verdad es que por ahora todos van con pies de plomo. El dirigente comunista Giovanni Berlinguer, hermano del difunto Enrico, ha escrito: "Es un fenómeno nuevo en la historia de la contestación juvenil; hay que valorarlo positivamente, sin nostalgias por formas de batalla del pasado". Mientras el líder y diputado democristiano Clemente Mastella, brazo derecho del secretario democristiano, Ciriaco de Mita, ha afirmado: "Se trata sólo de una sacudida, no de un terremoto. Tenemos que comprenderles, dialogar con ellos

Otros, más perplejos, prefieren, esperar. "No sabemos dónde conducirá esta explosión estudiantil", ha escrito en un editorial La Repubblica, "corno no lo sabíamos en Mayo del 68. Debemos sólo intentar analizar qué es lo que hay detrás del estado de ebullición y de las angustias de nuestros adolescentes".

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