Un ex 'conséller' de la Generalitat regresa tras fugarse hace casi cuatro años
Josep Roig Magriñà, de 68 años, ex conseller de Agricultura de la Generalitat en la etapa en que Josep Tarradellas era presidente, regresó de su exilio voluntario en Buenos Aires el pasado día 1 de noviembre. Roig llegó acompañado de Teresa Ramos, su secretaria en Esquerra Republicana (ERC) de Tarragona, 30 años más joven que él, que no lo dejó solo cuando Josep Roig prefirió huir hace cuatro años, al iniciarse una auditoría sobre su gestión económica en la Unión Agraria Cooperativa de Reus (UAC).
Josep Roig se fue a Argentina dejando a su esposa, Consuelo Ramos, una hija de 24 años y dos nietos. Teresa Ramos también abandonó a su marido, que ocupaba un alto cargo en una sucursal bancaria en Tarragona. Hubo quien vio en la fuga una historia de amor.Sin descartar que pudiera existir, también era evidente que el ex conseller temía que se le pidieran pedir responsabilidades por su gestión como director comercial de la Unión Agraria Cooperativa de Reus. Así se lo dijo a Rafael Saludas, director de producción de la cooperativa, tres días antes de su escapada.
El ex conseller nació en Valls (Tarragona) el 29 de septiembre de 1917, y estudió Comercio hasta los 16 años, en que empezó a trabajar en el campojunto a su padre. Durante la II República se afilió a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y, tras asistir a la Escuela de Guerra, fue oficial del Ejército republicano.
Luego estuvo exiliado nueve años en Francia, donde se casó. A su regreso, demostró su gran capacidad de adaptación, que le llevaría de su militancia en ERC a la Cámara Sindical Agraria, y de sus visitas a Tarradellas a aceptar una condecoración de Franco por su aportación a la exportación de la avellana.
Ocupó en este tiempo la presidencia de la Cooperativa de Valls, la vicepresidencia de la Unión de Cooperativas de Tarragona y la dirección comercial de la Unión Agraria Cooperativa de Reus, la más importante de toda Cataluña. La mala gestión de esta última entidad hizo necesario que la Generalitat, ya en la etapa de Jordi Pujol, tuviera que emitir deuda para aportarle 1.600 millones, la cuantía de sus números rojos con la Caja Rural Provincial.
Roig, que no tuvo reparos en compaginar su cargo de conseller, con la dirección en la UAC, no resistió la idea de quedar públicamente en ridículo por el agujero dejado en su gestión por uno de sus hombres de gobierno, y el 12 de febrero de 1982 decidió volar. Ahora ha vuelto.
En Reus y su comarca creen que intentará volver a convertirse en el rey de la avellana. De momento, fue un amigo de la UAC de Barcelona quien le llevó desde el aeropuerto de El Prat hasta un piso en Barcelona, donde está ilocalizable. No tiene ningún cargo formal pendiente con la Justicia, aunque todavía no ha solucionado su situación familiar (un juez le obligó a una pensión de 100.000 pesetas para su esposa).
Nostalgia por el retorno
Josep Roig y Teresa Ramos vivían de su trabajo en un pequefío apartamento de una de las barriadas de Buenos Aires. Él cumplía una larga jornada laboral en el departamento de publicaciones de una empresa vínícola y ella se dedicaba a ilustrar libros. En los tres años y nueve meses pasados en Argentina, el ex conseller inició los trámites para conseguir el divorcio, mientras que ella pudo obtenerlo en este tiempo.A sus amigos les hicieron llegar en estos años la nostalgia por el retor no, que finalmente se han decidido a realizar, una vez que Roig ha comprobado que no existen cargos de ningún tipo contra él por su gestión económica como director comercial de la UAC de Reus.
Cuando Ramón Trías Fargas acompañó al alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, en su viaje por Suramérica el pasado mes de abril, Roig fue a visitar al hotel al jefe de la oposición en el consistorio barcelonés. El político de Esquerra Republicana llamó a Trías por teléfono para concertar un encuentro. Roig le comentó entonces que sentían tremendas ganas de volver.
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