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La CEE propone congelar los tipos, del IVA vigentes en los países comunitarios

Andrés Ortega

La Comisión Europea presentó ayer una propuesta de directiva comunitaria para la congelación (standsill), como primer paso, de los actuales tipos del IVA vigentes en los países de la CEE, con vistas a no aumentar las diferencias existentes entre sus fiscalidades indirectas. La Comisión propone esta medida importante ante la supresión de las fronteras fiscales y la creación de un gran mercado en la CEE. En este mismo sentido, la Comisión propuso asimismo una armonización de las legislaciones que afectan a los alimentos.

Así, el standstill del IVA prohibiría a los Estados miembros modificar el número y los niveles de los tipos de IVA. Pero permitiría, si un Estado lo desea, por una parte, modificar sus tipos para acercarse al objetivo final de tipos próximos, reduciendo la diferencia entre los tipos de IVA que aplica. Por otra parte, permitiría que los Estados con más de tres tipos redujeran éstos a tan sólo tres, mientras los Estados que sólo cuentan con un tipo de IVA podrían crear otro suplementario. Los Estados podrían además modificar su tipo normal para acercarse al tipo promedio que reine en la CEE en ese momento.En un segundo paso, para el cual la Comisión hará propuestas en 1986, se crearía una directiva que sólo permitiría a los Estados modificar sus tipos de IVA para acercarlos a los tipos pivotes u horquillas de tipos a definir. Como paso posterior, la Comisión busca también armonizar en la CEE la cesta de productos gravados por el IVA, fijar el número de tipos que tendrá el sistema común y aproximar progresivamente estos tipos.

La directiva de standstill no impediría a los Estados miembros que no han introducido aún el IVA (Grecia y Portugal) el derecho de dotarse con el tipo inicial y el número de tipos que deseasen. No obstante, si se adopta la directiva, estos Estados deberán adaptar sus legislaciones para situar su IVA en la horquilla existente en ese momento.

La Comisión estima que la verdadera justificación de todo control en fronteras sigue siendo el deseo de los Estados de ejercer sus prerrogativas fiscales y asegurar sus ingresos. La propuesta de la Comisión toca directamente en el corazón del tema de la supranacionalidad europea, pues los Gobiernos perderían un instrumento propio de política económica.

Por otra parte, también la Comisión Europea decidió también ayer solicitar un mandato a los diez para negociar en el seno del GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio) las consecuencias del ingreso de España y Portugal. La Comisión propone presentar en el GATT un aumento de un 0,5% del arancel exterior común (AEC) industrial de la CEE tras la adhesión ibérica. Dicho aumento quedaría en suspenso durante dos años. En todo caso, la CEE se plantea así ya un nuevo problema -uno más- frente a EE UU.

Al alinearse sobre el AEC de la CEE, la industria española perderá protección frente a países terceros, lo que supone para la CEE un crédito arancelario en el GATT del orden de 50.000 millones de pesetas. En agricultura, sin embargo, gana protección (del orden de 800 millones de dólares de ingresos en concepto de impuestos y tasas en frontera), por lo que EE UU pediría compensaciones. Es justamente para evitarlas, acogiéndose al artículo XXIV-6 del GATT que la Comisión propone esta operación, en principio teórica y ya prevista en el Tratado de Adhesión, pues en el caso del ingreso de Grecia el tema se olvidó. Si la CEE no hiciera valer los créditos en el terreno industrial que obtiene con el ingreso ibérico, se vería forzada a pagar costosas compensaciones a EE UU en el terreno agrícola.

Y si EE UU se niega a aceptar esta tesis, la CEE siempre puede subir sus aranceles industriales y proteger más algunas de sus industrias. La táctica comunitaria es clara: o se negocia en el GATT o sube, legalmente, el AEC. Y legalmente pues, lo que se crea, con el ingreso de España y Portugal, es una nueva unión económica en Europa. El aumento del 0,5%. del AEC es lo que la Comisión calcula correspondería a la nueva realidad.

Negociación con EE UU

Y en el horizonte, a cinco años vista, está la inmensa negociación con EE UU sobre todo el sector de las materias grasas, incluida la soja.

En cuanto a la pesca, también hay algo que negociar, pues las importaciones españolas procedentes de países terceros se liberalizarán al suprimirse el régimen de licencias de importación. La CEE busca, como compensación, el acceso a nuevos caladeros en esos países para su flota, incluida, es de esperar, la española.

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