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Crítica:VI FESTIVAL DE JAZZ DE MADRID
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lemón magistral

El espectáculo de Sun Ra Arkestra es ante todo eso: un espectáculo, un juego multicolor escénico alimentado por las más diversas influencias y estéticas.El propósito de todo ese gran conjunto parece ser, en primer lugar, divertirse. Esta sana ambición -sabido es de todos los que pisan las tablas-, cuando es auténtica, se proyecta hacia el público, y éste participa del disfrute de los que ocupan la escena.

Aparte de esto, la actuación de Sun Ra no tuvo más trascendencia musical. Álgunos fragmentos de claro origen africano -tanto en la complejidad rítmica como en el canto antifonal que él practica con sus extasiados músicos- fueron sucedidos por una temática centrada en el swing y el bugui bugui, con un sonido próximo al de las primeras big bands. Como tantos otros ex vanguardistas, Sun Ra se despreocupa del rigor de lo que fuera su doctrina, y prefiere divertirse un rato, sobre todo si el público le aplaude.

Sun Ra Arkestra

The Leaders.Teatro Alcalá Palace. Madrid, 3 de noviembre.

Frescura

El concierto propiamente dicho empezó con The Leaders. Bajo este inmodesto nombre se presentan seis músicos de talla indiscutible, todos ellos ligados de uno u otro modo a lo que podría generalizarse como nuevas tendencias. El concierto resultó toda una lección magistral de cómo hacer buena música, con la frescura de lo reciente y sin el sensacionalismo de lo novedoso.The Leaders recogen el hard bob después de haber digerido el free. Esto quiere decir que todos han practicado la libertad absoluta hasta que han preferido volver a definirla bajo los límites particulares que cada uno se ha impuesto; para ello se han agarrado a la principal corriente negra en su estadio más evolucionado antes del gran desmadre: el bop.

La óptica desde la que The Leaders contemplan esta raíz es compartida con otros grupos jóvenes -véase Marsalis Brothers- que han elegido este mismo camino para seguir avanzando: una gran preocupación por la construcción de los temas, una búsqueda de ambientes musicales tímbricamente bien diferenciados y la explotación de los matices dinámicos de conjunto. A este respecto, Famodu Don Moye es el único que daba la impresión de ser ligeramente grosero, sin la finura que determinados momentos requerían.

Por lo demás, faltaría espacio para extenderse en elogios con Chico Freeman (saxo tenor y sopranino), Arthur Blythe (alto) -¡qué sonido!-, Kirk Lightsey (piano), Cecil McBee (bajo) y Don Cherry (pocket trumpet, o sea, trompeta de bolsillo).

El denominador para todos es que son músicos. Sobre ¡as calidades y cualidades particulares de todos y cada uno de ellos, y de lo que son capaces de hacer con los instrumentos, no merece la pena extenderse en palabras porque es necesario escucharles. Si individualmente rozan la perfección, como conjunto -cosa nada frecuente en reuniones de artistas de esta categoría- suman tanto o más que las partes.

Esta segunda parte del concierto es la primera del festival, a la que no se le puede reprochar nada en su sonorización.

La actuación de Sun Ra Arkestra, sin embargo, estuvo bastante descompensada, hasta el punto de que uno de los dos contrabajistas fue nada más que un figurante: su instrumento no sonó en todo el concierto.

A este respecto rectifico mi información del día 31: los vaivenes de corriente con el sintetizador del grupo de Waine Shorter fueron culpa del equipo del propio músico y no de la organización.

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