Chirac dominó a Fabius

LE FIGAROEn el campo de la pequeña pantalla, Laurent Fabius y Jacques Chirac se han enfrentado como campeones de dos partes de Francia. El primer ministro había lanzado el desafio; ej alcalde de París había recogido el guante. Dos hombres solos se enfrentaban en lugar de multitudes. Como en las ordalías de la Edad Media, había que hacer justicia sobre la base de los argumentos de uno y de otro. Pero el juicio de Dios será el de los 20 millones de telespectadores.El tono elevado del debate constituye un honor para los dos adversarios. Uno jugaba con su imagen de joven primer ministro, tranquilo y suave. El otro, sobre el de jefe del más grande partido de la oposición, sólido y decidido. Con maestría, estas dos grandes fieras de la política han ofrecido un espectáculo de calidad, como verdaderos actores de la televisión.

Sin embargo, y al comienzo, Laurent Fabius parecía tener ventaja con esa suave habilidad que le es propia sobre un Jacques Chirac un poco crispado, pero poco a poco la relación de fuerzas fue cambiando. Jacques Chirac adquirió cada vez más seguridad. Marcó puntos sobre el paro, la disminución del número de funcionarios, el control de la inmigración, la inseguridad.

Por el contrario, Laurent Fabius, como aturdido por argumentos a los que no sabía responder, adoptaba actitudes despreciativas, intentaba sin cesar interrumpir a su interlocutor, le lanzaba fórmulas agresivas o francamente insultantes para hacerle saltar. En suma, daba una impresión a la que no estábamos habituados y que Jacques Chirac ha traducido con una palabra cruel: "Mequetrefe". La definición era tan justa que Laurent Fabius saltó pálido: "Usted está hablando con el primer ministro de Francia". ( ... )

Los únicos puntos donde Laurent Fabius ha aparecido a la altura de su adversario son curiosamente aquellos que los socialistas han combatido durante 20 años y a los qué se han adherido: la fuerza de disuasión, la política de independencia nacional, el respeto de las instituciones, la economía de mercado, el rigor.

28 de octubre