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El nuevo, montaje del grupo Els Joglars es una especie de 'Contracarmen', según Albert Boadella

'Virtuosos de Fontainebleau' se mofa de los tópicos europeos

El grupo teatral catalán Els Joglars estrenó anoche en Alicante su último montaje, titulado Virtuosos de Fontaneblleau, que pretende reflejar en clave satírica la forma tópica que tienen los españoles de ver a los europeos del Mercado Común, representados concretamente por los franceses, y la visión que éstos tienen de nosotros. "Se podría hablar de una, Contracarmen", dice el director del grupo, Albert Boadella, aludiendo a la novela de Merimée y la ópera de Bizet de temática española, que en los últimos tiempos ha sido emblema cultural de España.

Virtuosos de Funtainebleau es el decimoctavo montaje de Els Joglars, que hace ahora 24 años que comenzó a existir como grupo. Boadella, que cuenta actualmente 43 años, mantiene su tradición de estrenar todas las obras en Alicante, porque, como suele decir, no es Barcelona, pero tampoco Madrid y es un lugar donde se puede representar en catalán. Como en otros trabajos del grupo, la representación consiste en una ficción de un acto público distinto de una obra teatral. En Olympic man movement se trataba de una especie de mitin, en Gabinete Libermann era una sesión de terapia psicológica, y en este caso de trata de un concierto.Es un concierto especial que clausura una serie de actos sobre la adhesión a la Comunidad Económica Europea y que está presentado por Salvador Montanyà, supuesto jefe de servicios de la Consejería de Interrelaciones con Europa de la Generalitat de Cataluña. (Véase EL PAIS de ayer).

"El primer planteamiento del espectáculo", dice Albert Boadella, "es decir: Vamos a hacer una cierta parodia, una cierta ironía de lo que sería nuestra voluntad integradora en Europa. Escogemos Francia porque priva en ella un sentido nórdico, pese a ser un país mediterráneo. Su concepto del Midi, que dicen, siempre es de puras vacaciones. En segundo lugar, su mirada sobre nosotros ha tenido constantemente un deje paternalista. Muchas veces, con aires de superioridad teñida con una mirada tópica de regusto a lo Carmen de Merimée-Bizet".

"Francia", añade Boadella, "ha interpuesto una barrera cultural y social que ha hecho siempre difícil nuestra conexión con los países de Europa central. Así es como ha cortado buena parte de nuestra lógica conexión con Italia. Ha sido la campeona del esnobismo y ha marcado la moda a veces con una seguridad casi insensata. Este sentido de paladines y expresión genuina de la cultura europea es algo que encontraremos en la opinión de todo francés. Si alguien despuntaba en los satélites que tenía a su alrededor era necesario que pasase por su filtro para ser debidamente consagrado".

Para Boadella este papel predominante de Francia se ha visto menguado en los últimos tiempos, y hoy "cualquier núcleo europeo tiene tanta importancia como el sacratísimo París". El francés no ha asimilado, sin embargo, este cambio, y sigue considerándose "el ombligo de Europa". Eso da "unos elementos de farsa, tópicos y ridículos, a los personajes del espectáculo y hace que la situación planteada pueda ser teatral. Llega a ser la eterna farsa del que se cree sabio y da lecciones a los tontos".

Els Joglars han escogido la música como símbolo máximo de la cultura europea. "La música clásica", dice Boadella, "representa la gran cultura europea. Y en la música, una orquesta, que es una cosa que los españoles no consiguen nunca hacer bien, porque para hacer una orquesta se necesitan unas condiciones que los españoles no tienen: disciplina, organización y dinero. Por eso empezamos el espectáculo a partir de estos elementos: una orquesta de cámara, llamada Virtuosos de Fontainebleau, que viene a dar un concierto dentro de una serie de actos con motivo de nuestra integración".

El problema que se plantea, de dimensiones teatrales, es que "empieza el espectáculo y los integrantes de la orquesta, además del concierto, empiezan a dar su lección, a expresar sus opiniones sobre nosotros, que entran en conflicto, instantáneo, tanto con el organizador del concierto, representante de la Generalitat de Cataluña, como con otro personaje que se llama Antonio, un tramoya que es murciano, andaluz o extremeño".

Acerca de la visión tópica de los franceses y los europeos en general que refleja la obra, Boadella señala: "El tópico no es nunca una insensatez. Creo que es la síntesis de la opinión popular, y la opinión popular no es nunca tan equivocada. Sí que hay una visión tópica, pero hecha por mí, que soy medio francés".

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