La "bella Rehana", acusada de dejar que su marido, Nawaz Bhutto, muriera envenenado
Rehana Bhutto, una joven afgana de 25 años de extraordinaria belleza, ha sido detenida, acusada por la justicia francesa de haber presenciado impasible la larga y dolorosa agonía de su marido, el hijo menor del ex presidente de Pakistán Ali Bhutto, sin tomar ninguna medida para socorrerle. Nawaz Bhutto, de 27 años, fue hallado muerto el pasado 18 de julio en su lujoso apartamento de la avenida de Roy Albert, de Cannes.
La policía francesa, avisada por la viuda, descubrió su cuerpo en una de las habitaciones de la casa, con los labios violáceos y ninguna señal de violencia externa. Las ventanas estaban cerradas, el cerrojo de la puerta corrido y nadie había entrado. Todo parecía indicar que el joven se había suicidado.Rehana apoyaba esa tesis con sus declaraciones. Según ella, su marido atravesaba una fuerte de presión y recurría con frecuencia al alcohol y a los tranquilizantes Aquella noche ella le había dejado borracho, y se había acostado en una habitación próxima, donde durmió plácidamente 10 horas sin que ningún ruido perturbara su descanso.
Revelación de la autopsia
El relato parecía creíble, sobre todo si Nawaz había ingerido un veneno de acción rápida y violenta. La autopsia reveló, sin embargo, detalles extraños.El veneno utilizado era completamente desconocido en Occidente. Los analistas necesitaron tres meses para identificarlo: se trataba de una sustancia, de efectos parecidos al cianuro, que se prepara exclusivamente en Siria. Los agentes secretos de aquel país árabe reciben, al parecer, una cápsula para el caso de que sean detenidos por el enemigo.
El hecho de que el hijo de Bhutto poseyera una de esas cápsulas era explicable: Nawaz tenía buenas amistades en Damasco, donde reside su hermano mayor, y cuyo Gobierno le había concedido un pasaporte diplomático a raíz de la ecución de su padre, depuesto por el golpe de Estado del general Zia.
Menos explicables eran las declaraciones de su joven esposa. Según los médicos, el veneno que ingirió Nawaz provoca una agonía "extremadamente dolorosa y larga". Imposible, pues, que la bella Rehana, como la llama la Prensa francesa, siguiera durmiendo sin oír gritos y lamentos.
Interrogada de nuevo, Rehana Bhutto modificó su testimonio: sí, oyó ruidos, pero no llegó a levantarse de la cama porque hechos así eran muy frecuentes cuando su marido se emborrachaba "a muerte".
La investigación policial profundizó el cuadro. Nawaz y su mujer tenían frecuentes discusiones. Casados desde hace más de tres años y con una hija pequeña, las relaciones de la pareja atravesaban períodos violentos. En una ocasión, cuando se encontraban en Suiza, el joven Nawaz se arrojó al cuello de su mujer y pretendió estrangularla. La noche del 17 de julio el matrimonio tuvo otra pelea por un motivo nimio: ella quería ir a bailar, y él, al casino. Nawaz la abofeteó en público, lo que al parecer no era infrecuente.
De acuerdo con estos nuevos datos, el fiscal francés formuló otra hipótesis: el hijo pequeño de Bhutto ingirió voluntariamente el veneno (su fuerte sabor hace imposible que le fuera administrado por otra persona sin que él lo advirtiera), pero la bella Rehana, como el personaje de la película Tristana, de Buñuel, presenció la terrible agonía saboreando su venganza.
Durante las tres largas horas en las que su marido debió debatirse con la muerte, la joven afgana, de enormes ojos negros, no hizo el menor gesto para avisar a un médico o a una ambulancia.
La familia de Nawaz Bhutto, pese a que nunca aceptó a su esposa, entre otras cosas por no ser paquistaní, no está de acuerdo con la versión de la policía francesa. Para ellos, el joven fue víctima de un asesinato político, dirigido por el general Zia; la viuda de Ali Bhutto niega que su hijo tuviera un carácter depresivo, y resalta, por el contrario, sus vinculaciones con la organización paquistaní de resistencia armada Al Zulficar (La Espada).
El personaje clave de la familia, la hermana de Nawaz, Benazin Bhutto, heredera política del ex presidente paquistaní, se mantiene en un silencio forzoso. Benazin, que reside habitualmente en Londres, solicitó permiso hace tres meses para viajar a Karachi y asistir al entierro de su hermano pequeño. Nada más llegar, el general Zia le asignó una residencia vigilada, donde aún permanece.
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