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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La pasión de la música rusa

Orquesta Sinfónica Nacional Académica de la URSS.Una orquesta como la Sinfónica Nacional Académica de la Unión Soviética, con un director como Svetlanov y una solista como la mezzo Tamara Siniavskaia, tienen garantizado el éxito de público más tumultuoso. Así ha sucedido con su actuación en el teatro Real en el Festival de Otoño.El conjunto posee unas sonoridades densas -apoyadas en una espléndida cuerda de 10 contrabajos- y todos los arcos hacen gala de una escuela excelente animada por conceptos que parecen responder al viejo enunciado: la música es pasión, pasión y pasión. Quizá los metales, para el gusto español, resultan un punto estridentes, aun cuando de una perfección y agilidad en la ejecución verdaderamente notables. Magnífica demostración hizo la sinfónica soviética en la Segunda sinfonía de Borodin, página tan frecuentada por nuestros viejos maestros como poco programada por los actuales a pesar de su belleza y su poder impactante.

Director: Eugene Svetlanov

Solista: Tamara Siniavskaia, mezzosoprano. Obras de Borodin, Glinka, Rimski-Korsakov, Mussorgsky y Svetlanov. Teatro Real, 16 de octubre.

La mezzoseprano Tamara Siniavskaia -una bellísima diputada del Soviet Supremo- lució su hermosa voz en arias de Glinka (Ivan Susanin o La novia del zar), Mussorgsky (Khovantchina) y Rimski-Korsakov (La novia del zar y La novia de nieve). Los tonos cálidos y la dicción afectiva de esta singular artista da a cuanto interpreta un mordente irresistible. El público le ovacionó de tal manera que se impusieron dos propinas: habanera y seguidillas de Carmen.

En cuanto a Svetlanov (Moscú, 1928), ya conocido de nuestro público, revalidó sus altos méritos. Es un verdadero maestro, flexible, dominador y tendente al gran efectismo y las extremas opulencias sonoras. Como compositor, nos dio a conocer una Rapsodia que prolonga el nacionalismo y da ocasión de lucimiento a un tan valioso instrumento como la Sinfónica Académica de la URSS.

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