Felipe González inicia en el Congreso la precampaña electoral en un clima de consenso con Manuel Fraga
El presidente del Gobierno, Felipe González, abrió ayer "de manera casi formal" la campaña de las elecciones legislativas con un discurso en el que "se han contemplado más las realidades de los tres años de política socialista que las del último año, como correspondería a un debate de estas características" según coincidieron en opinar representantes de varios grupos parlamentarios, incluido el socialista. Tanto González como el jefe de la oposición conservadora, Manuel Fraga, emplearon un tono más moderado que en ocasiones anteriores, dando ocasión a que los portavoces de las minorías dijeran que "la sombra del pacto bipartidista" planeaba sobre la Cámara.
El portavoz de la Minoría Catalana, Miguel Roca, comentó irónico: "hay oposición conservadora y oposición a conservar". Asimismo, el comunista Santiago Carrillo opinó: "Esto ha parecido Versalles, y muchos nos vamos con la impresión de que ha habido tongo entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición".El portavoz de los nacionalistas vascos, Marcos Vizcaya, coincidió asimismo en que los compromisos previos al debate habían quedado de relieve en la ausencia de enfrentamiento y en el guante blanco utilizado por Fraga, en un papel que no es el suyo y que no coincide con su temperamento, señaló. El miembro del Grupo Centrista Luis Ortiz se manifestó en parecidos términos sobre la ausencia de discusión por el propósito deliberado de González y Fraga. Por su parte, el jefe del Gobierno manifestó al término del Pleno que "no hay por qué convertir un debate de este tipo en un escándalo". Rechazó el término "descafeinado" para calificar la polémica y admitió que "Fraga ha tenido una intervención más medida que hace un año".
Clima frío
El último debate sobre el estado de la nación en la presente legislatura se desarrolló en un clima correcto y frío, sólo roto por las diferentes apreciaciones sobre la naturaleza del régimen de Nicaragua. Pero, en lo que se refiere a problemas más cercanos, las discrepancias resultaron sensiblemente menores que en las dos ediciones anteriores de este debate; y el tono de Manuel Fraga permitió percibir un descenso de su combatividad. El presidente de AP llegó incluso a ofrecer "todo el apoyo de la oposición" al Gobierno en materia de seguridad y defensa, lo que inmediatamente abrió especulaciones sobre la ayuda que Coalición Popular podría prestar a los socialistas en la preparación y desarrollo del referéndum sobre la OTAN.
Sin embargo, el tema relativo a la Alianza Atlántica, que estuvo implícitamente presente en la sesión -el embajador norteamericano, Thomas Enders, ocupó una posición de observador destacado en la tribuna de invitados- fue abordado tan sólo de pasada por el presidente del Gobierno que en todo momento evitó pronunciar la palabra OTAN- y por el jefe de la oposición conservadora, cuya oferta de apoyo sobre las cuestiones de seguridad resultó velada y calculadamente ambigua.
Paralelamente, en las inmediaciones de la Cámara, un grupo de unas 50 a 75 personas, convocadas por la Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifistas, in tentó congregarse ante la fachada principal del Congreso de los Diputados. Un cordón policial le impidió el paso a la altura de la plaza de Neptuno, donde permanecieron dando gritos contra la OTAN y las bases de utitilización conjunta de Estados Unidos en España. Terminado el debate parlamentario, cuatro miembros de la coordinadora entregaron un escrito, con el "decálogo pacifista", en el registro general del Congreso.
Leer apuntes
Ni Felipe González, en un discurso de casi dos horas, ni Manuel Fraga, que habló durante una hora, leyeron los apuntes que tenían preparados, y ello a pesar de que el presidente de AP llevó consigo al Congreso una voluminosa disertación de 76 folios.
González jugó en todo momento con referencias a sus tres años al frente del Gobierno, iniciando así la campaña que el PSOE prepara para conmemorar la fecha del 28 de octubre, aniversario de la victoria electoral socialista. El presidente del Gobierno, mostrándose deliberadamente técnico y frío -en varios momentos acudió a las cifras estadísticas, como también lo hizo Fraga, que llegó a entregar un documento con datos al presidente de la Cámara- pasó revista a este período, y se detuvo principalmente en dos logros de su mandato: la superación de cualquier temor a intentos involucionistas y el ingreso en la Comunidad Económica Europea, este último presentado con ribetes triunfalistas. "España entra en la CEE más saneada, abierta, flexible y competitiva", dijo.
Tanto González como Fraga saltaron de tema en tema, sin detenerse excesivamente en ninguno y sin profundizar en divergencias que antaño endurecían notable mente el tono del dirigente de Alianza Popular. Como muestra baste decir que Manuel Fraga, al referirse a la política educativa del Gobierno, evitó criticar el espíritu de la tan combatida por Coalición Popular LODE (ley orgánica del Derecho a la Educación), y se limitó a señalar que el Gobierno había cerrado 40 centros escolares, algo que, a su vez, González dijo recomendó el episcopado. Los principales focos de controversia entre González y Fraga se refirieron a las pensiones -el presidente del Gobierno reiteró que no existe merma en las cantidades percibidas por los pensionistas, mientras el dirigente conservador aseguró lo contrario- y en los resultados del Acuerdo Económico y Social, calurosamente defendido por González. También hubo un conato de discrepancia cuando Fraga apuntó que el retraso en la puesta en vigor del sistema definitivo de financiación de las autonomías bordea la ilegalidad.
Por lo demás, parte del calor de la sesión fue aportado por los diputados del Grupo Socialista, que en algunas ocasiones se mostraron particularmente ruidosos ante algunas manifestaciones contundentes de Fraga, como la de que "se están destruyendo instituciones como la familia", o que la ley vieja es muchas veces la mejor". El presidente de AP no pudo reprimir en una ocasión reprender a los representantes socialistas: "Ustedes viajan poco", les dijo cuando éstos abuchearon una alusión crítica a las cámaras agrarias. "Pero yo", afirmó Fraga "sí ando por los pueblos".
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