Emilio Rosenblueth
Experto en movimientos sísmicos, estima que el terremoto de México pudo causar más de 10.000 muertos
"Sí, pasé miedo en el terremoto del día 19, sobre todo después de haber ejercido mi profesión", reconoce Emilio Rosenblueth, premio Príncipe de Asturias de Investigación de este año. Este profesor del Instituto de Ingeniería Sísmica de la universidad Autónoma de México es un experto en una profesión con gran futuro: la de la previsión de los temblores de tierra. Investigador del año en su país, lleva 25 dedicado al estudio del comportamiento de las estructuras en los movimientos sísmicos.
Rosenblueth habla cadenciosamente mientras sostiene una pipa entre sus labios inequívocamente aztecas, aunque su apellido tenga resonancias europeas y su alarga da, estrecha y reposada figura parezca confirmar esta última procedencia. Rosenblueth vivió aquella mañana del 19 de septiembre en su casa, la planta baja de una edificación de dos pisos; es decir, el lugar más seguro en caso de terremoto. Su domicilio está situado en la ciudad universitaria "al sur de la ciudad, la zona menos afectada por el seísmo". Desde entonces, una vez pasado el sus to, ha tenido tiempo de obtener las primeras conclusiones. "Creo que el número de muertos ha po dido ser de 10.000", asegura an tes de matizar: "Si el temblor ocurre a otra hora o si no hubié ramos construido de acuerdo con las experiencias que nos dio el temblor de 1957, la tragedia, con ser enorme, hubiera sido mucho mayor".
Los datos que manejaban Ro senblueth y otros técnicos mexicanos en seísmos no hacían predecir un movimiento telúrico de tan grandes proporciones, de ahí que en el futuro "las nuevas es tructuras de la ciudad se levantarán de acuerdo con criterios más conservadores, ante posibles te rremotos, porque ahora disponemos de datos recientes radical mente distintos a los que tenía mos, que nos obligarán a revisar nuestras previsiones".
El Instituto de Ingeniería Sísmica tiene ahora el encargo del Gobierno de analizar los errores y el comportamiento de las edificaciones. Rosenblueth pertenece a varios grupos de expertos que están realizando este trabajo, pero su actividad no es sólo teórica, puesto que asesora a una empresa de proyectos especializada en mecánica de suelos, es decir, una constructora que actúa con la previsión de seísmos.
Ahora se dedica preferentemente a estudiar la forma de resistir los temblores, pero confiesa que "somos todavía más ignorantes en cuanto a la frecuencia con la que podemos esperar movin-úentos que en cuanto a sus características. Es imprescindible que dilucidemos algo sobre este aspecto de la frecuencia antes de ponernos de acuerdo sobre para qué y para cuántos diseñamos las estructuras". Sin embargo, Rosenblueth no es demasiado optimista sobre las previsiones de terremotos: "Hay una leve tendencia entre los movimientos sísmicos de gran magnitud a manifestarse con cierta períodicidad, de modo que hay decenios en los que esta actividad resulta más probable, pero no hay teorías suficientemente sólidas y datos concluyentes".
Rosenblueth se especializó en íngeniería sísmica porque "la enormidad de estos fenómenos y su singularidad resultan apasionantes". Añade, con cierto sentido del humor, que la suya es una especialidad que consiste en "diseñar estructuras cuyo comportamiento desconocemos, para que resistan movimientos de los que no tenemos ni idea".
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