La sequía provoca drásticas restricciones de agua y graves pérdidas en la ganadería

La sequía que soporta el País Vasco desde hace dos meses ha obligado a aplicar drásticas restricciones de agua en numerosos municipios y ha provocado ya pérdidas de cientos de millones de pesetas en la ganadería. La producción de leche y de vino ha experimentado un descenso significativo y algunas cosechas, la remolacha y la patata entre ellas, se encuentran seriamente amenazadas, al igual que buena parte de los cultivos de huerta.

Septiembre, con apenas cinco litros de agua de lluvia por metro cuadrado en Guipúzcoa y con altas temperaturas, - 13 días por encima de los 30 grados en Bilbao-, ha sido el mes más seco de los últimos 50 años.Poco a poco el malestar y la preocupación ha ido extendiéndose también entre los habitantes de las capitales vascas que no sufren restricciones de agua pero que acusan ya los efectos irritantes del prolongado bochorno y del aumento de la contaminación. Ayer por la mañana, tras una noche en la que las temperaturas mínimas marcaron 25 grados en Bilbao y 24 en San Sebastián, gruesas y esparciadas gotas de lluvia parecieron anunciar a los donostiarras, por breves momentos, el final de tanto agobio. Fue sólo un espejismo. El observatorio de Igueldo recogió una cantidad insignificante de lluvia, menos de una décima, y el sofoco se instauró nuevamente en la ciudad, comprimida por las nubes bajas.

José Ignacio Usabiaga, responsable del centro meteorológico del golfo de Vizcaya, cree en la posibilidad de que las lluvias puedan retornar este fin de semana, pero el mismo advierte que este augurio optimista no está suficientemente fundamentado. Puede decirse que la mayoría de los pequeños municipios vascos sufre restricciones de agua.

En Guipúzcoa los problemas de abastecimiento afectan fundamentalmente a Irún, a toda la comarca del Gohierri y a determinadas áreas de Eibar, Mondragón y Rentería. Hay pueblos como Lazcano, en el que la mayoría de la población dispone únicamente de dos horas y media de agua al día.

Muchos caseríos de la comunidad autónoma vasca se abastecen por medio de vehículos cisterna, al haberse agotado los manantiales de que tradicionalmente se surten. Con todo, las restricciones de agua durante el verano constituyen algo habitual en bastantes municipios guipuzcoanos, en una provincia que paradójicamente cuenta con uno de los índices más altos de pluviosidad. Las razones se sitúan en la falta de embalses y en la insuficiente y deteriorada red de abastecimiento de que disponen muchas de las comarcas.

Los sindicatos agrarios han solicitado entrevistarse con los responsables del departamento de Agricultura del Gobierno vasco, para la búsqueda de ayudas que les permitan paliar las pérdidas. Muchos ganaderos alimentan a los animales con el forraje almacenado para ser utilizado en los meses de invierno, ante la ausencia de hierba fresca.