Una voz discrepante
Los periodistas que habitualmente cubren la información de pasillos en el Congreso de los Diputados sufrirán un duro golpe con el abandono de su escaño, por parte de Pablo Castellano. El diputado extremeño constituía, aunque últimamente más en un tono off the record que oficial, una de las escasas voces ocasionalmente discrepantes dentro de su grupo parlamentario. El Grupo Socialista ha venido caracterizándose habitualmente por su impermeabilidad a la información, primero de la mano de Javier Saenz Cosculluela, actualmente ministro de Obras Públicas, y hoy de la del portavoz sucesor, Eduardo Martín Toval.El alejamiento de Castellano de la actividad política directa, por más que ayer declarase que no abandonará ni sus niveles de militancia ni su ideología, supone de hecho una disminución en la contestación interna del Gupo Socialista, que tendrá que hacer frente, entre otras cosas, a la proyectada campaña del referéndum sobre la OTAN. Supone también un descabezamiento de la corriente Izquierda Socialista (IS), según admitió ayer el también diputado crítico Carlos López Riaño.
Izquierda Socialista, que se reune el día 12 para estudiar su propia situación, aparece hoy dividida entre los rupturistas y quienes, como Castellano, se mostraban partidarios de luchar desde dentro del partido. A primera vista, el pase de Castellano al Consejo General del Poder Judicial parece constituir un paso más en el proceso de lo que un miembro de IS, no parlamentario, consideró ayer como "un progresivo Bad Godesberg" [congreso del SPD alemán, de 1959, en que se abandonó la mención al marxismo] emprendido por los dirigentes del PSOE.
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