Réplica a Savater

Desde que el señor Savater, en su vendido Panfleto contra el Todo (página 12), tuvo la muy intelectual ocurrencia de escupir sobre Bertolt Brecht, quedó claro que lo suyo no son las ideas y el raciocinio, sino las secreciones glandulares. De ahí que en vez de explicar ahora su cómico lapsus freudiano, que dio origen a mi primera réplica, siga recurriendo a la impotente eyaculación de los mensajes chapuceramente cifrados que le envía su vesícula biliar. A mí, claro, ni me rozan, pero él se está poniendo perdido. Sean cuales fueren éstos en lo sucesivo, no obtendrán ya respuesta por mi parte, pues el tedio tiene un límite.Antes de poner punto final, ruego a EL PAIS que publique esta carta sin mutilaciones, para que no suceda como con la anterior, la cual, por cierto, distaba muchísimo de las 112 líneas de la del famoso ex general recientemente publicada. Y ruego también a don Fernando (no me vuelvan a cortar el don, que yo a este señor no le tuteo) acepte mi gratitud por atribuirme la redacción del apocalipsis "según los vascos", pues si bien lo del apocalipsis no es más que una de las habituales trolas de ese híbrido de Roberto Alcázar y muñeca Gisela que es el señor Savater, con cuya encarnacion soñaran las jefas de albergue de la Sección Femenina en sus horas de soledad, lo de "según los vascos" sí es verdad, y nada puede honrarme más. Pero lo del matasellos de la plaza de España es un nuevo lapsus freudiano: ese matasellos es obviamente el suyo, no el mío. A mí nada se me ha perdido en una plaza donde Savater y Cía. tienen montado su negocio.-