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CATALUÑA

Convergència critica el programa de fiestas de la Mercè

Las fiestas de la Mercè de Barcelona, iniciadas hace cuatro días y que concluyen hoy, han estado marcadas por una amplia participación popular en todos los actos celebrados y por la polémica surgida en el Ayuntamiento de Barcelona entre el equipo de gobierno socialista y la oposición de Convergència i Unió (CiU). Esta coalición criticó por eróticos e inadecuados el cartel y algunos festejos, entre ellos un espectáculo de music-hall ofrecido en la plaza de Sant Jaume.

A pesar de estas críticas de la oposición municipal, encabezada por Ramón Trias Fargas, la afluencia de público fue en la noche del domingo masiva en la plaza de Sant Jaume -situada entre el edificio del Ayuntamiento y el Palau de la Generalitat- para presenciar la actuación de las estrellas de los distintos locales de revistas de Barcelona.Las fiestas se iniciaron el pasado sábado con el pregón pronunciado en el Saló de Cent del Ayuntamiento por el periodista barcelonés, afincado en Madrid Luis Carandell. Éste terminó su parlamento, realizado en clave de humor y de añoranza, rogando a la Virgen de la Mercè la concesión de la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 a la ciudad de Barcelona.

Ya en la misma noche de apertura un enorme gentío se congregó en la recta del estadio de Montjuïc para presenciar el primero de los festivales de rock previsto, cenar en qualquiera de los numerosos tenderetes, o disfrutar del gran número de atracciones instaladas en el lugar.

Luces apagadas

El domingo, los barceloneses se lanzaron a la calle para participar en el correfoc, una tradicional fiesta de fuego, color, música y agua, en la que más de 20 animales antediluvianos desfilaron por las calles adyacentes a la plaza de Sant Jaume, hasta llegar a la Rambla. Por la noche se celebró el acto más polémico de los que figuraban en el programa de festejos: la sesión de music-hall.La polémica sobre si era "adecuado" o no llevar ese espectáculo a la plaza de Sant Jaume quedó patentemente reflejada en la misma plaza: mientras el Ayuntamiento aparecía profusamente iluminado y con los balcones abarrotados de gente, el Palau de la Generalitat permanecía cerrado y en la oscuridad.

El otro punto de la polémica fue el cartel anunciador de la fiesta, obra de Robert Llimós. En él aparece un grupo de personas desnudas danzando, con una pareja en primer término. Maria Aurelia Capmany, concejala de Cultura, contestó a las críticas con un elogio al desnudo.

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