Las presiones de EE UU y la sustitución de Morán propician el ingreso en el COCOM
El Consejo de Ministros celebrado ayer decidió el próximo ingreso de España en el Comité Coordinador para el Comercio Este-Oeste (COCOM), lo que cierra una etapa de indecisiones políticas en este terreno que a punto estuvieron de costarle a España el contrato con la multinacional norteamericana AT&T, con una inversión global de unos 32.000 millones de pesetas. Precisamente la enérgica postura estadounidense para la firma de este acuerdo con la empresa española Telefónica, así como la sustitución de Fernando Morán como ministro de Asuntos Exteriores, han constituido el desencadenante para el ingreso en el COCOM.A nivel formal, el Gobierno ya había tomado la decisión hace algunos meses -el propio presidente del Gobierno, Felipe González, afirmó ante la prensa el 13 de junio, al día siguiente de firmarse el tratado de adhesión a la CEE, que: "Lo lógico es que España perteneciera al COCOM". Pero no podía hacerla efectiva con Fernando Morán como ministro de Asuntos Exteriores. Morán era el único ministro que se oponía al ingreso de España en este organismo -fuentes de su departamento llegaron a afirmar que "integrarnos sería participar en su política de bloques, en la que no queremos participar"-, frente a las tesis favorables de Boyer y Serra. La postura de Industria, menos definida, se ha convertido en favorable con Joan Majó como ministro.
De todas formas, la indefinición del Gobierno sobre esta cuestión no hay que apuntarla sólo en el debe de Fernando Morán. El ingreso en el COCOM suponía, como han reconocido altos cargos de la Administración, la aceptación simultánea de la permanencia de nuestro país en la OTAN. Las presiones norteamericanas y el cambio en el Ministerio de Asuntos Exteriores -Fernández Ordóñez era firme partidario del ingreso de España en el COCOM y claro defensor de las tesis atlantistas- parecen haber sido los detonantes definitivos para la decisión adoptada ayer por el Ejecutivo.
El 'caso Piher'
Una de las últimas piezas en toda esta historia ha sido la sanción impuesta por los tribunales estadounidenses a la compañía española Piher Semiconductores, al haber sido hallada culpable de importar tecnología catalogada como de doble uso procedente de Estados Unidos y de haberla reexportado posteriormente a países del área socialista -entre ellos la Unión Soviética y Cuba- sin la pertinente autorización. La sanción, aceptada por la empresa catalana, asciende a un millón de dólares, aunque esa cantidad puede ser incrementada si el juez federal de EE UU lo estima pertinente.
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