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Y el chaparrón empezó con abundante aparato eléctrico

Por fin se mueven algo los mercados bursátiles. Ayer fue claramente a la baja: entre 1,25 puntos en Barcelona y 0,32 en Bilbao, pasando por 0,45 en Madrid. Como estaba cantado, los descensos de cotización han provocado elevaciones en los volúmenes contratados, si bien por ahora ligeras. El chaparrón empezó por las eléctricas, pero logró cuajar en otros valores que se mostraban firmes los últimos días. Para complicar el ambiente indeciso, el índice general de Madrid se ha situado en un punto considerado de cuerda floja por los analistas: el 109%. Muchos apuestan que lo menos probable será que mantenga el equilibrio.La movida se inició en las cuatro bolsas por los corros madrugadores, formados para comprar y vender acciones eléctricas. El sector hizo gala de la importancia psicológica que le proporciona esta situación, aunque también de su propio peso específico: la tercera parte del índice total. En realidad, si el grupo eléctrico no hubiera bajado una media del 1,64% -hasta muy cerca del 100% de todo comienzo de año-, la jornada hubiera sido tranquila.

Para muchos, el chaparrón estuvo parcialmente motivado por la incertidumbre en torno a cómo quedará cada compañía tras los intercambios de activos, eufemismo dado al saneamiento de diversas compañías. Pero tanto la caída como su arrastre psicológico pudieron ser acentuados porque el sector se muestran muy sensible a dos de los frenos actuales del mercado bursátil: las ventas especulativas de extranjeros y la realización de minusvalías.

No obstante, la fuerza potencial del mercado, donde los inversores institucionales españoles tienen dinero caliente, aun cuando prefieren ocultarlo, se notó en que diversos valores no esperaron hasta hoy para beneficiarse de la reacción técnica. Siempre que llueve, escampa. Al fin y al cabo, la acuciante deuda exterior del sector ha dejado de ser han espoleada por el dólar; además, la producción tiende a crecer este año todavía más que el consumo. Cantábrico, Hidrola, Iberduero y Sevillana -los valores con mayor movimiento entre los corros- ponían al mediodía mejor cara. Después, había voces que ofrecían comprar. Claro que pocos aventuraban que la cosa no iba de farol.

Alimentación, químicas y textiles, así como los bancos, aguantaron antes y mejor, con mayor éxito en los valores destacados por sus bajas en días anteriores. Y al contrario: cedieron algunos que se iban acostumbrando a las alzas; hasta 25 enteros en La Unión y el Fénix. Una de las excepciones fue Tabacalera, a caballo de la próxima cesión de los activos estatales, casi se aproximó ayer al 5% de subida máxima permitida un día. Telefónica, cuya salida a la Bolsa de Tokio fue tramitada como aplicación el martes -de forma que elevó artificialmente en casi 8.000 millones de pesetas una contratación nominal inferior a los 800 millones para el resto de los valores-, ha permanecido otra vez impasible.

Para concluir, el índice general de Madrid cerró justamente al 109%. Es el punto inferior de la banda de resistencia trazada en los últimos meses. Si la cruza y se confirman las teorías de los analistas, habrá dificultades adicionales. Aunque susciten los aumentos de contratación tan ansiados desde julio.

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