Falleció en Barcelona el filósofo Manuel Sacristán
El filósofo Manuel Sacristán, de 60 años, falleció ayer en Barcelona a consecuencia de un fallo cardiaco provocado por una insuficiencia renal. Sacristán estaba sometido a diálisis desde hace algunos meses y un año atrás se le había implantado una válvula artiricial en el corazón. El filósofo acudió ayer a someterse a la diálisis en una clínica barcelonesa y durante la sesión se sintió indispuesto. Una vez repuesto, abandonó el centro, pero apenas salir a la calle tuvo un desfallecimiento. Trasladado al hospital Clínico, falleció por un fallo cardiaco. Será enterrado mañana en Guils, en la comarca gerundense de la Cerdanya.
Sacristán nació en Madrid en 1925. Estudió Derecho y Filosofia en Barcelona, y Lógica en Alemania Occidental. En 1956 volvió a Barcelona para dar clases de Lógica e Historia en las facultades de Filosofía y Econórnicas. En 1958 fue el. introductor en España de la obra de György Lukács, Antonio Granisci y otros pensadores marxistas. Destacó por su participación en el movimiento estudiantil, llegando a la dirección del entonces clandestino Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), partido al que perteneció hasta mediada la década de los setenta. En 1965 fue expulsado de la universidad de Barcelona por sus actividades antifascistas. Un año más tarde, participó en la construcción del Sindicato Democrático de Estudiantes y en la redacción del Manifiesto por una universidad democrática. En la actualidad, era miembro del Comité Antinuclear de Cataluña.Sacristán es autor de trabajos fundamentales en la historia de la filosofía española de los últimos 20 años, como Las ideas gnoseológicas de Heidegger (1959) y su Introducción a la lógica y al análisis formal (1958), pero el grueso de su obra está formado por artículos, introducciones y estudios fragmentarios, en algunos casos publicados anónimamente. Toda su obra está siendo recogida en cuatro volúmenes con el título genérico de Panfletos y materiales, de los cuales han aparecido dos.
Una mención especial merece un folleto titulado Sobre el lugar de la filosofía en los estudios superiores (1968). Sacristán proponía la supresión de las facultades de Filosofía que producen "especialistas del ente en general y de nada en particular", proponiendo la creación de un Instituto de Filosofía al que: se accedería desde otras facultades. La Filosofía se convertía así en una "actividad adjetiva". Desde Oviedo, respondió Gustavo Bueno con la obra El papel de la filosofía en el conjunto del saber (1970), dando pie a la que quizá sea la polémica filosófica de mayor entidad en la España del presente siglo.
Sacristán fue miembro de la dirección clandestina del PSUC, pero después se distanció de las posiciones del comunismo oficial hasta su definitiva ruptura a finales de los años setenta, después de haber dimitido de todas sus responsabilidades políticas en 1970. Desde su ruptura con el PSUC, Sacristán ha encabezado intelectuaIniente un activo grupo de militantes comunistas radicales, primero en tomo a la revista Materiales, y en la actualidad en Mientras Tanto.
Sacristán aparece en casi la totalidad de las memorias publicadas por estudiosos e intelectuales que actualmente ya han cumplido la cincuentena. Desde Antoni Tápies hasta Carlos Barral todos han comentado la personalidad del filósofo y, especialmente, la figura del militante comunista que fue Sacristán. Juan Goytisolo también lo hizo en su Coto vedado. "No puedo añadir nada más de lo que ya he escrito", declaró el escritor. "Aunque fue un hombre de rigor personal con cierta tendencia al dogmatismo, también tengo muy claro que es de las personas menos arribistas que jamás haya conocido. Con la influencia que se ganó entre la izquierda durante el franquismo hubiera podido dedicarse a la política y conseguir un puesto de mando. Pero sacrificó esto en favor de su profesionalidad y honradez personal".
"Es una de las personas que más ,influencia ha ejercido en mi propia vida", declaró el filósofo José María Valverde. "Era un hombre de moral auténtica y fue él quien hizo que me diera cuenta de que el marxismo es una moral". Sacristán y Valverde se conocieron en el año 1956, cuando el segundo impartía sus clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona. "Entonces empezaron nuestras colaboraciones porque él vino a dar unos cursos que yo mismo le encargué y también hicimos trabajos juntos en el terreno editorial, Puede que la actitud de Sacristán parezca dogmática a algunos, para mí su actitud era la de la exigencia moral, la exigencia ética".
Sacristán y Valverde fueron expulsados de la Universidad en el año 1965. "Bueno no fue exactamente lo mismo, hubo una diferencia administrativa. Sacristán no tenía contrato y por tanto se limitaron a no renovárselo, a excluirlo. Y Yo dinátí. Pero fuimos los dos únicos profesores que en aquel año acompañamos a los estudiantes que iban al rectorado a plantear sus reivindicaciones".
"Es curioso", señala el editor Gonzalo Pontón que conoció al filósofo hace más de veinte años, "la figura'más grande del marxismo en España ha dejado muy poca obra ,escrita. Ha sido esencialmente un traductor, preocupado por dar a conocer la obra de los grandes clásicos del marxismo. Fue un hombre partidario del saber en profundidad, pero muy abierto, y colaborador en contra de lo que puedan pensar quienes leen en su marginalidad un exceso de soberbia intelectual. Él fue como el intelectual comprometido definido por Granisci y es curioso constatar que, como Gramsci, Sacristán sufrió de las mismas enfermedades e incluso se le par ecía físicamente". Pontón añadió: "Lo más lamentable es que una persona como Sacristán no haya sido valorada en su justo punto. Hasta hace poco la Universidad aún le vetába. Creo que eso debería hacemos reflexionar a las gentes que nos creemos de izquierdas. Tenemos pocos talentos y no sabemos aprovecharlos".
Babelia
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