Agravamiento de la crisis entre Túnez y Trípoli con la expulsión de 253 libios
El Gobierno de Túnez anunció ayer que 253 ciudadanos libios acusados de espionaje a favor de Libia, entre ellos algunos diplomáticos, han sido expulsados del país.Según un despacho de la agencia tunecina Tap, el Gobierno tunecino informó ayer también a Estados Unidos, Francia, el Reino Unido e Italia de su preocupación por el grave deterioro de las relaciones entre Líbia y Túnez en las últimas semanas.
En Túnez se teme una acción desestabilizadora libia en la delicada etapa sucesoria por la que atraviesa la nación magrebí. El domingo pasado Tap informó que dos aviones libios violaron el espacio aéreo tunecino y penetraron 50 kilómetros en el mismo.
Hace dos semanas el Gobierno libio expulsó a unos 6.000 trabajadores tunecinos, después de haber intentado forzarles a adquirir la nacionalidad libia. Con ellos suman 20.000 los trabajadores tunecinos expulsados ya de Libia.
El líder libio, Muammar el Gaddafi, ha utilizado en los últimos años a los trabajadores inmigrados en Libia como elemento de presión contra sus vecinos. Hace cinco años procedió a la expulsión masiva de trabajadores egipcios, y más recientemente a la de trabajadores de Mali.
El secretario general de la Liga Árabe, Chadli Klibi, viajó a Trípoli el viernes pasado para mediar en la cuestión de los trabajadores tunecinos expulsados, pero fracasó en su gestión.
Libia ha intentado influir en las fuerzas políticas tunecinas en este período crítico en que se prepara la sucesión del octogenario presidente, Habib Burguiba.
La designación del político Rachid Sfar para sustituir al actual primer ministro, Mohamed Mzali, a la muerte de Burguiba, ya que Mzali, a su vez, ha sido designado como sucesor del propio presidente Burguiba, es un testimonio del deseo de que continúe el burguibismo después de Burguiba.
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