El enviado de EE UU a Oriente Próximo abandona Jordania sin acuerdo para un diálogo indirecto con la OLP
Las discrepancias entre Estados Unidos y sus interlocutores árabes moderados y las objeciones de Israel han vuelto a retrasar la apertura de un diálogo indirecto entre la Administración del presidente Ronald Reagan y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), primer paso de un ambicioso proceso de paz en Oriente Próximo. No obstante, según el primer ministro jordano, Zeid Rifai, se han registrado "algunos progresos" en dicho proceso. El secretario de Estado adjunto norteamericano, Richard Murphy, abandonó ayer Amman, tras almorzar con el rey Hussein.
Murphy terminó su gira de seis días por la región sin entrevistarse en Animan con la famosa delegación conjunta jordano-palestina, algunos de cuyos miembros se encontraban en la capital del reino, a la espera de la celebración del hipotético encuentro."Estados Unidos desea este encuentro con la delegación jordano-palestina", declaró Murphy al despedirse, mientras el ministro jordano de Asuntos Exteriores, Taher Masri, se mostraba tímidamente optimista, afirmando que "todavía existen posibilidades de reunirse, aunque las cosas no han ido tan rápido como esperábamos".
La primera discrepancia entre Washington y Animan, que expresa en esta ocasión el punto de vista de la OLP, se refiere justamente a la "identidad de los representantes palestinos presentes en la delegación, que constituye aún un pequeño problema", según reconoció Zeid Rifai el sábado, durante una conferencia de prensa.
El Gobierno jordano comunicó a principio de julio a la Administración norteamericana una lista "de siete nombres, entre los que debía escoger cuatro" para formar la representación palestina en la delegación conjunta con la que Murphy debe entablar conversaciones. Pero Estados Unidos, precisé Rifa¡, "no ha dado aún a conocer su respuesta definitiva" al elenco elaborado por el monarca hachemita y el líder de la OLP,Yasir Arafat, que viajó ayer de Animan a Túnez.
Durante la estancia en Israel del secretario de Estado adjunto norteamericano, altos funcionarios israelíes difundieron rumores sobre una petición de Murphy al soberano jordano para que modificase la lista con vistas a conseguir su aceptación por Tel Aviv. Siempre según estas versiones propagadas, Hussein no pudo hacerlo por culpa de la falta de flexibilidad de Arafat. Rifai desmintió anteayer este rumor "malintencionado", aunque subrayó que "no estaba dispuesto. a someter otros nombres".
Además de la composición de la lista, norteamericanos y jordanos discrepan sobre el objetivo mismo de la reunión, que' para los.primeros constituye una etapa previa antes de la apertura de una negociación directa entre la delegación común e Israel, mientras para los segundos debe sentar las bases de una conferencia internacional de paz sobre el conflicto árabe-israelí.
Un compromiso podría, acaso, gestarse en torno a la propuesta del presidente egipcio, Hosni Mubarak, de hacer legitimar las conclusiones de las conversaciones directas por un foro del que formarían parte los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero si Washington parece dispuesto a otorgar un papel a sus aliados europeos, sigue descar tando cualquier participación de la URSS en el proceso.
Las dos visitas de esta semana a Jordania del secretario de Estado adjunto para Oriente Próximo han permitido, según Rifai, realizar "algunos progresos" en el acercamiento de los puntos de vista mutuos, pero no por eso parecen aún superables las objeciones planteadas por el Estado judío para adentrarse por el camino de la paz.
Tras las tres entrevistas mantenidas por Murphy en Jerusalén con el primer ministro, Simón Peres, y su ministro de Exteriores, Isaac Shamir, ha quedado claro que los laboristas y nacionalistas de derechas del Gobierno de coalición mantienen su tajante oposición a, como declaró el portavoz del Gabinete israelí, " cualquier discusión preliminar en la que no esté presente Israel".
A pesar de que el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, envió a,príncipios de mes un mensaje a Peres comprometiéndose a no iniciar el diálogo con la delegación conjunta si no tenía la garantía de que desembocaría en una negociación directa árabe-israelí, la clase política israelí sospecha, junto con el ministro de Defensa, Isaac Rabin, que "Jordania desea ante todo este contacto para legitimar a la OLP ante los ojos de Estados Unidos".
Por si Washington se decidiese, no obstante, a seguir adelante sin la luz verde de Tel Aviv, con la esperanza de crear con ese preámbulo las condiciones para la apertura de conversaciones de paz entre el Gobierno Peres y la delegación árabe, el premier israelí ha dejado muy claro que sólo aceptaba como interlocutores a dos de los siete nombres de la lista, Hanna Siniora y Fayez Rammhe. Ambos no disimulan, sin embargo, sus simpatías por una OLP con la que Israel se niega a negociar por considerarla una organización terrorista.
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