Careo entre Alí Agca y el 'cuarto hombre' del atentado contra el Papa

El proceso sobre la existencia de una presunta conspiración internacional en el atentado contra Juan Pablo II se ha reanudado en Roma, tras dos semanas de suspensión, para permitir las declaraciones de nuevos testigos. Pero ni la audiencia de la mañana de ayer ni la de la tarde sirvieron para aclarar el complejo ovillo del proceso sobre la supuesta pista búlgara, porque el tan esperado careo entre el agresor Alí Agca y el cuarto hombre, el turco Sirri Kadem, acusado de haber participado con él en el atentado de la plaza de San Pedro, no ha resuelto nada.Sirri Kadem, que se trasladó voluntariamente de Turquía a Roma para el careo con su acusador Alí Agca, lo ha negado todo: "Yo nunca he estado ni en Roma. ni en Alemania ni en Bulgaria ni en Austria, como afirma Alí. Nunca he tenido pasaporte falso. No soy el personaje rubio (tiene el pelo absolutamente negro) que huye de la plaza de San Pedro después del atentado".

Agca, con su clásica sonrisa de quien cree saber más que nadie, fue acusándole detalladamente de un montón de cosas. Sin embargo, entre ambos turcos no hubo palabras gruesas. Sólo algún "¡cállate, mal educado!" de Alí a Kadem, mientras éste respondía: "Estás mintiendo y ni siquiera te ruborizas". Y Alí, con sorna: "Tú eres el único que puedes permitirte estar tranquilo, porque volverás libre a Turquía, donde el Gobierno te protege". La tesis de Kadem es que Alí "es un cínico y un perturbado mental", como afirmó al llegar a Roma, y que los Lobos Grises, "que tienen", dijo, "una ideología nazi", han querido mezclarle en este asunto porque es de izquierdas y para comprometer así en el atentado contra el Papa a Bulgaria y al KGB.

El tribunal preguntó a Alí Agca qué interés podía tener Kadem en participar en las actividades de los Lobos Grises. Y Alí, con tono de saberlo todo, contestó: "Señor presidente, ante el dinero fácil de la droga y de las armas, las ideologías cuentan poco". Y en seguida el inefable Alí emprendió un nuevo vuelo y como un prestidigitador se sacó de la manga la sorpresa del día: "Señor presidente, los dos principales diarios del mundo, The New York Times y The Times, han afirmado, con un anuncio pagado de 100.000 dólares, que Jesucristo está físicamente presente en el mundo. Y L'Osservatore Romano, el 23 de octubre de 1984, afirmó que mi encuentro con el Papa era una esperanza más para la humanidad". Y añadió: "Yo no quiero mil Hiroshimas".

El presidente Severino Santiapichi, interrumpiendo el vuelo de la fantasía del turco, le dijo: "Ahora volvamos ya a la tierra".