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Comienzo oficial de las vacaciones del Gobierno

El dispositivo de seguridad de la familia González controla cada rincón de Mallorca

ENVIADO ESPECIAL, En cualquier rincón de Mallorca, hasta en la más recóndita de las calas de la isla, cualquier persona puede estar segura de que se está cruzando cada cinco minutos con un policía durante este mes de agosto. El dispositivo de seguridad montado en Mallorca empieza en la llegada al aeropuerto y se mantiene a lo largo de toda la isla. Aunque el chalé elegido por el presidente Felipe González es fácilmente accesible por tierra y por mar, su servicio personal de seguridad y el despliegue policial dispuesto estos días en la isla hacen prácticamente impermeable cualquier posible agujero en la protección del presidente y de su familia.

Miembros de todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y del Ejército, especialistas en información, protección, patrullas, controles de llegada a la isla, desactivación de explosivos y submarinistas, trabajan intesamente estos días.La presencia del rey Juan Carlos, del presidente del Gobierno y de algunos de los ministros, además de miembros de familias reales de países europeos, aristócratas y artistas, han reunido este verano en Mallorca al mayor despliegue policial de su historia.

El delegado del Gobierno en la isla, Carlos Martín Plasencia, que, por supuesto, no veranea nunca en estas fechas, resta importancia al actual dispositivo policial.

Seguridad para los turistas

Sólo para el verano se ha montado una operación de seguridad para turistas que han desplazado a la isla a alrededor de 500 miembros de los servicios de seguridad españoles. Todas las comisarías de las Baleares se han dotado de intérpretes para evitar molestias con los evidentes problemas de idiomas.Se han implantado este año denuncias ya impresas para los delitos menores y más comunes con el fin de ganar tiempo y evitar burocracias. Se ha tratado de condicionar, asimismo, una mayor coordinación a las policías municipales y se encuentran funcionando las brigadas especiales para las playas, con objetivos de asistencia y prevención.

A estas medidas habituales hay que añadir el dispositivo de seguridad de la Casa Real que dirige el coronel Blanco. Este servicio cuenta con miembros de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado así como del Ejército.

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Todos ellos forman parte de grupos especiales de cada uno de sus cuerpos.

Se trata de especialistas en todas las labores propias de los servicios de protección que, junto a helicópteros y servicios de la Armada, controlan los cruceros y las regatas en las que participa el rey Juan Carlos.

Submarinistas para el Rey

Un equipo de submarinistas controla la posible colocación de artefactos explosivos en los barcos, y además un grupo de la comisaría de Mallorca, denominado servicio de jornada y dirigido por el comisario Iglesias, durante la estancia del rey Juan Carlos en la isla colabora en la protección del monarca.Este grupo trabaja en asuntos como cobertura de información, control de apartamentos y hoteles, llegadas de personas por vías marítima y aérea y protección en los desplazamientos del Rey. Asimismo, en el puerto de Palma, el subcomisario De Pablos tiene encargada la seguridad de esa zona y de las personas que frecuentan el club naútico y sus instalaciones. Por su parte, el presidente del Gobierno, Felipe González, mantiene un discreto servicio de seguridad, que dirige su amigo personal el comisario Manuel Céspedes, compuesto por especialistas del Cuerpo Superior y miembros de grupos especiales de la Guardia Civil.

A excepción de algunos guardias civiles que prestan protección en los alrededores del chalé de Port Andraitx, el resto del equipo de seguridad protege todos los movimientos del presidente y su familia y tienen controlada esta cala, a pesar de que es de fácil acceso por vía terrestre y marítima.

A estos dos dispositivos de seguridad hay que añadir la presencia en la isla de un grupo de la Brigada Central de Información, desplazado desde Madrid, y los escoltas de los ministros de Defensa y Economía, Narcís Serra y Carlos Solchaga.

A esta larga lista de personalidades que se dan cita estos días en Baleares hay que añadir la del ex canciller federal austriaco Bruno Kreisky, de 74 años, quien se propone, según recoge la agencia Efe, que* cita unas declaracion1s del ex canciller a la revista Profil, alternar las horas de ocio con el aprendizaje del español.

En su casa de Costa D, a 15 kilómetros de la capital mallorquina, Kreisky reveló a los periodistas de Profil que tiene su agenda de compromisos completa hasta la primavera de 1986. El ex canciller sufrió una grave operación quirúrgica en abril pasado, en la que le fue implantado un riñón.

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