Aventuras a la medida

Probablemente los viajes individuales son la máxima expresión de la aventura. Son los que uno programa con la participación exclusiva del capricho, la fantasía, los mitos alimentados desde la infancia o el simple gusto por lo improvisado. Son, en definitiva, lo más indicado para aquellos viajeros que prefieren sentirse perdidos por el mundo, y sobre todo para los que confían en sus propias fuerzas a la hora de resolver un simple problema aduanero o una delicada cuestión de aprovisionamiento en un lugar deshabitado. Sin duda alguna la experiencia es muy diferente a la que se obtiene en un viaje organizado por especialistas que se responsabilizan del bienestar del aventurero, pero es preciso reconocer que la opción de viajar por libre en algunos continentes acarrea algunos riesgos y siempre resulta más cara

Autoestop y transportes locales

Además de ser extremadamente barato, el autoestop es toda una manera de viajar que requiere sólo un trato amable y ofrece la posibilidad de trabar amistades -aunque efimeras- con gente del país capaz de proporcionar informaciones muy detalladas al viajero. Cualquiera puede imaginar cuáles son las reglas de oro de este tipo de viajes, que en resumidas cuentas no son otras que las de la buena educación y la prudencia. En Francia, Bélgica, Reino Unido, Austria, República Federal de Alemania, Australia y Estados Unidos existen organizaciones que, mediante el pago de una modesta cuota o de un kilometraje mínimo, ponen en contacto al viajero con los con ductores que hacen el recorrido deseado. En Estados Unidos y Canadá es posible recurrir al drive-away, un sistema mediante el cual resultan muy económicos los trayectos largos. Consiste en conducir un coche cuyo propie tario se ha desplazado en avión y necesita su vehículo en el punto de destino. El cliente del drive away sólo tiene que pagar una fianza (entre 10.000 y 20.000 pesetas), que se le devuelve a la llegada, y la gasolina necesaria. No está permitido, sin embargo, desviarse del trayecto trazado.

Los transportes locales -trenes y autobuses principalmente- constituyen un medio rápido y eficaz para conocer, en su propia salsa y sin adornos, la vida cotidiana de un lugar. Si el viajero se encuentra en un país del Tercer Mundo, sin embargo, debe prepararse para afrontar largas esperas, un desplazamiento a veces muy lento y las aglomeraciones habituales. Para conocer las líneas de todos los países conviene consultar la guía Cómo ir por el mundo, editada por la revista Viajar en febrero de este año.

A bordo

Además de alquilar un yate, con tripulación o sin ella, rumbo al Mediterráneo o a cualquier otro mar, existen otras maneras más modestas de disfrutar de unas vacaciones navegantes sin recurrir a los consabidos y numerosísimos cruceros organizados. Mundivela (paseo de la Castellana, 123, Madrid; teléfono 91 / 456 66 11) y Charter Internacional de Yates Privados (Córcega, 289-291, Barcelona; teléfono 93 / 237 42 42) informan al respecto y se encargan de poner en contacto a los propietarios de yates con los posibles clientes. Pero si lo que se pretende no va más allá de una travesía en barco, el viajero puede aspirar a uno de los pocos pasajes de que disponen algunos cargueros, compartiendo la comida y las distracciones de la tripulación. Para informarse de las líneas de las compañías nacionales, dirigirse a la Asociación de Navieros Españoles (plaza de la Lealtad, 4, Madrid; teléfono 91 / 232 2109). Más o menos lo mismo ocurre con las líneas de navegación fluvial en Europa y en cualquier lugar del mundo. Para informarse, lo mejor es dirigirse a la oficina de turismo del país escogido o consultar como paso previo la guía Viajar por el mundo o el Libro de los Jerrocarriles, de Thomas Cook.

Pero hay todavía una oferta muy apropiada para familias o pequeños grupos de amigos. Viajes Edelweiss (Serrano, 63, Madrid; teléfono 91 / 43177 24) organiza el alquiler de las casas flotantes que circulan a través de los canales abiertos en Francia durante la primera revolución industrial. No se requiere ningún tipo de carné, ya que el funcionamiento es muy simple, y la velocidad, muy corta. Las barcazas es tán equipadas con todo lo necesario para una estancia confortable. Es muy recomendable contar con una bicicleta para explorar las riberas. En Bélgica conviene dirigirse a la Oficina de Turismo de Amberes (Suikerri, 19; 2000 Antwerpen; teléfono 03 / 232 0163). Para realizar excursiones independientes por el Danubio también se cuenta con barcos de alquiler en Budapest, en el embarcadero de la calle Belgrad rkp. 2; distrito V; teléfono 18 17 04.

Sobre ruedas

El jeep y la caravana o el camión acondicionado son los vehículos más indicados para afrontar un largo recorrido por carreteras y pistas. De sus ventajas apenas hay que indicar que, a pesar de los precios relativamente elevados que alcanzan, ofrecen la contrapartida de ahorrar el coste del alojamiento y el incordio que supone a veces buscar un hotel donde simplemente no lo hay. Si en principio le parece descabellado comprar una caravana que sólo se utiliza dos o tres veces al año, el viajero puede optar por alquilarla.

En cuanto a los destinos a elegir, son literalmente infinitos. Sólo a título de sugerencia, recordamos que la tradición aventurera se ha ido haciendo en algunas grandes rutas: la transafricana -desde Tánger hasta Suráfrica o Kenia-, la transamericana -desde Colombia hasta el Cabo de Hornos- y la transasiática -desde Europa hasta la India- Esta última, sin embargo, encuentra en su camino las guerras de Afganistán y de Irán-Irak. En cualquiera de estos tres casos la expedición debe durar varios meses, por lo que conviene reservarla para el año sabático.

Aventuras 'prêt_a partir'

Afortunadamente, empiezan a proliferar las agencias especializadas en lo que podría llamarse viajes alternativos. El vehículo más adecuado suele ser -¡cómo no!- el camión o el autobús acondicionado para proporcionar alojamiento y cocina, y lo único que se requiere del viajero es una cierta facilidad para la convivencia. Las tareas se reparten entre todos por riguroso turno, y a cambio, siempre es posible introducir alguna modificación en el programa.

Pero hay otras modalidades de viajes diferentes: recorridos a caballo o en bicicleta, travesías en veleros del siglo pasado, circuitos en jeep por el Sáhara y, por supuesto, el consabido trekking. Este último consiste en recorrer a pie algunas zonas montañosas prácticamente inaccesibles de otra manera. Las expediciones avanzan por los caminos trazados desde hace siglos por los habitantes de los valles a un ritmo de unas cinco o seis horas diarias de marcha en compañía de un guía y los porteadores o los vehículos que cargan con el equipaje

Quién organiza la aventura

A veces la aventura está programada por un grupo de amigos que simplemente son buenos conocedores del país que proponen. En estos casos, la publicidad suele ser una simple y bienintencionada fotocopia pinchada con una chincheta en los vestíbulos universitarios y en los bares frecuentados por gente joven. No obstante, ya hay en nuestro país una respetable lista de profesionales con experiencia probada en este tipo de viajes.