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Tribuna:INVERSIONESEUROMERCADO
Tribuna
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Un delfín para el dólar

El marco alemán se convierte en una alternativa ante la confusa evolución de la moneda estadounidense

La inestabilidad del dólar frente a las monedas europeas, incluida la peseta, ha creado la natural incertidumbre entre aquellos inversores que habían colocado -o pensaban colocar- parte de sus ahorros en bonos denominados en la divisa estadounidense. Las previsiones siempre son difíciles y, en todo caso, los inversores no deben asumir demasiados riesgos.Por esta razón, los analistas recomiendan en estos momentos una diversificación de posiciones al 50% entre dólar y marco alemán (esto a un nivel esquemático, ya que otra fórmula podría ser un 40% en dólares, un 40% en marcos y un 20% en yens). Pero la moneda estadounidense, si gana o pierde posiciones será siempre frente a la alemana, con lo que este tipo de cobertura elimina muchos peligros. Aunque también es cierto que impide obtener las mismas ganancias que si se efectuase ahora una colocación al 100% en la divisa que evolucione al alza.

Aparte de los complicados y poco seguros análisis de expectativas, se puede decir que la economía norteamericana se enfrenta a dos peligros importantes, en torno a los cuales gira la paridad de su moneda. El déficit público de aquel país alcanza la astronómica cifra de 200.000 millones de dólares (unos 33 billones de pesetas) y el déficit comercial se sitúa en 160.000 millones de dólares (unos 26,4 billones de pesetas).

Si la Reserva Federal permite un fuerte descenso del dólar, los productos norteamericanos serán más baratos en el exterior, con lo que podrán aumentar las exportaciones estadounidenses y mejorar la balanza comercial. Pero al mismo tiempo esta divisa será menos atractiva para las inversiones de capital -que la economía norteamericana necesita para financiar su déficit público-, por lo que la autoridad monetaria tendría que elevar los tipos de interés para mantener el atractivo del dólar. Esa última solución aviva el peligro de resucitar un proceso inflacionista.

Ante esta disyuntiva, no es fácil trazar una hipótesis del futuro comportamiento del dólar, tan mediatizado por factores políticos. Además, Estados Unidos goza de la mayor confianza entre los inversores, pero es el país que cuenta con el endeudamiento exterior más importante.

Teorías para todos los gustos

Quizás por estas consideraciones, los analistas apuestan por un mantenimiento de la cotización del dólar en torno a 2,85 marcos (traducido a la moneda española, podría estar cerca de las 163 pesetas). Pero existen otras dificultades para los inversores españoles. El Fondo Monetario Internacional ha recomendado que no se devalúe la peseta ante el ingreso en la CEE, ya que el rating que ha conseguido España con tanto esfuerzo se vería seriamente deteriorado. Eso no quita la posibilidad -o, mejor, probabilidad- de que la autoridad monetaria española deje que la peseta se vaya deslizando suavemente a la baja, para encontrar unos niveles respecto a las demás divisas comunitarias que dificulten las importaciones y favorezcan las ventas al exterior.

Así, una inversión en una divisa que tienda a revalorizarse respecto a la peseta ofrece dos atractivos: la retribución de la emisión en sí (las denominadas en marcos están en tomo al 7%-7,5%; aceptable, teniendo en cuenta el bajo nivel de inflación de la RFA) y el diferencial entre la cotización de la moneda y la peseta en el pago de los cupones y a la hora de la amortización. Esta comparación favorece netamente al marco alemán.

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