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Uno más uno, igual a 10; en código máquina, claro

La bolsa finalizó la semana con una pérdida de 0,28 puntos, a cuenta de la flexión a la baja de 21 centésimas en la sesión de ayer. Este balance negativo sigue sin tener una explicación muy clara y una vez más se presta a toda clase de interpretaciones y especulaciones.Aparte de las presiones que la banca esté efectuando sobre el Gobierno, que afectan a la bolsa, los mismos factores internos de jornadas anteriores continuaron ejerciendo su influencia negativa sobre los cambios. Una vez más se confirma que el sentimiento de inseguridad que condiciona a los operadores está forzando unas ventas anticipadas para liquidar las operaciones a crédito antes de que llegue el viernes 26, fecha en que se cancela este tipo de compras. Este aspecto puramente técnico, como es lógico, pesaría mucho menos si las expectativas estuvieran más claras.

El estancamiento de los tipos de interés en la subasta del jueves ha sido un jarro de agua fría para bastantes analistas, que habían pensado que el Tesoro se decidiría a rebajar algo el precio del dinero, en consonancia con las promesas de Carlos Solchaga. Pero en cualquier caso este compás de espera no beneficia a la renta variable. Por el momento, el banco emisor efectuó ayer-una subasta de préstamos al 14,250% a tres días (igual que el día anterior), y los pagarés a tres meses permanecen en el 13%. El interbancario registró un leve descenso, para situarse en el 14,12% a tres meses (frente al 14,18% del día anterior).

No obstante, la limpieza que está sufriendo el mercado en estos últimos días permite esperar que agosto nazca con mejores perspectivas. Parece evidente, por otra parte, que más pronto o más tarde los tipos de interés flexionen a la baja. Es la única manera de que la inversión aumente en la medida necesaria para asegurar el crecimiento económico previsto por el Gobierno. Mientras que el coste para las empresas se mantenga en torno al 20% será difícil que eso ocurra.

Además, la situación monetaria internacional se complica, pero no tiene mal tufillo. El dólar parece estabilizarse a las cotas actuales,- mientras que el sentimiento de desinflación mantiene al oro en niveles cercanos a 323 dólares por onza. El hecho de que el mercado de futuros para el petróleo registre una acusada tendencia bajista (a octubre de 1986 se cotiza a 23,5 dólares por barril, frente a los actuales 27 dólares en el mercado spot) es otro síntoma de la bonanza económica occidental, siempre que el dólar aguante, por supuesto.

Pero el caso es que el negocio bursátil se encuentra en los niveles más bajos del año (765,3 millones de pesetas efectivas el jueves, un nuevo récord mínimo), mientras que las, compras a crédito son poco más que testimoniales (17,4 millones de pesetas ese mismo día). La desorientación de los operadores es de tal calibre que la mayoría prefiere mantenerse al margen y no actuar en el mercado hasta que no se aclare la tendencia futura. A un nivel técnico la situación está complicada y otra vez comienza a cobrar protagonismo la cota 109%, cuya ruptura puede indicar una decantación a la baja.

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