Enrique Barón, un mandato conflictivo

Desde que Felipe González anunció su intención de reformar el Gobierno, Enrique Barón Crespo, ministro de Transportes, fue uno de los hombres cuya salida del Gabinete se dio como prácticamente segura. Barón, en la gestión de su ministerio, se ha enfrentado a numerosas situaciones conflictivas. Entre ellas, cabe apuntar decisiones tan costosas como las negociaciones salariales de Renfe y el plan posterior de cierre total y parcial de líneas férreas más deficitarias; huelgas durante el pasado año como la de los pilotos y la de los técnicos de mantenimiento de Iberia en el verano y la del metro madrileño en febrero del pasado año.Su gestión se ha topado con problemas tales como el descubrimiento de una estafa de 10.000 millones realizada en el ministerio durante los años 1978 y 1982, y conflictos como el suscitado en abril con la Generalitat a raíz del decreto regulador de la promoción exterior del turismo o su posible intervención en la destitución del presidente de Iberia, Carlos Espinosa de los Monteros. Los momentos más difíciles de su mandato se produjeron con ocasión de las dos graves catástrofes aéreas de Madrid de 1983.

Nacido en Madrid el 27 de marzo de 1944, tras haber estudiado el bachillerato en el Colegio Calasancio de las Escuelas Pías, se licenció en Derecho y en Ciencias Empresariales por el Instituto Católico de Alta Dirección de Empresas (ICADE), y obtuvo el diploma de la Escuela Superior de Ciencias Económicas y Comerciales (CESSEC), en París.

Abandonó la docencia universitaria en 1970 como profesor de Economía, para incorporarse a un despacho de asesoramiento jurídico y económico que instaló con el ugetista Agapito Ramos. Su labor antifranquista le valió seis detenciones y tres procesos.

Elegido diputado del PSOE por Madrid en las elecciones de 1977, fue reelegido en 1979. Fue nombrado ministro de Transportes en diciembre de 1982. Está casado con Adela Heide Kopp y tiene tres hijas.