La demolición de rara iglesia en Estambul
Leí en EL PAIS del 24 de junio de 1985 las puntualizaciones del consejero de Prensa de la Embajada de Turquía en Madrid, señor Vedat Koken, que concernían a la demolición de una iglesia ortodoxa en Constantinopla. Según el señor Vedat Koken, no se trata más que de la demolición de unos metros cuadrados de esta iglesia histórica. Ninguna convención o tratado internacional prevén la demolición de unos metros de los monumentos históricos.Según la lógica de señor Koken, gracias a la realización de unas obras urbanísticas podrían análogamente demolerse 40 metros de San Pedro de Roma, unos 32 metros de Notre-Dame de París, 100 del Parlamento británico y 140 de la Casa Blanca. Se sobreentiende que, con esta lógica, ninguna iglesia o monumento tendrían la forma y el sentido que les atribuyó su creador. Por consiguiente, de todas las iglesias sobran algunos metros, que tienen que ser demolidos para realizar algunas obras.
Quien tiene esta lógica no puede convencer a nadie de que las grúas paran un metro ante el templo de una iglesia. El periódico Juriet, del 4 de junio de 1985, cita la declaración del representante del Ministerio de Asuntos Exteriores turco, señor Eralp, según la cual "la iglesia va a ser limitada en algunos metros". Al final, señor Koken, no es un metro, sino algunos metros. Todas sus pa-
labras son faltas de verdad, y la extensión de esta falta de verdad muestra la extensión de la demolición.
El concepto de la demolición es siempre catastrófico, y sobre todo cuando se trata de iglesias y monumentos históricos. Solamente aquel que no crea cultura y civilización puede comprende qué significa demolición de obras de arte, de obras de arte de la civilización europea.- Consejero de Prensa de la Embajada de Grecia. .
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.