Ursel Lorenzen,
la empleada de la OTAN en Bruselas que se pasó con todos sus secretos a la República Democrática Alemana en 1979 por desacuerdo con los planes atómicos debatidos en el seno de tal organización militar, puede convertirse en la protagonista de una superproducción financiada por el citado país del Este. La película cuenta con un presupuesto aproximado de cinco millones de dólares y será realizada por Horst Seemann, que ya ha rodado filmes de fuerte crítica social. El proyecto cinematográfico ha sido llevado en secreto hasta ahora, como si se tratara de una aventura de espionaje real, pero un suceso rocambolesco ha dado una inesperada publicidad al asunto. El realizador, Horst Seemann, fue sorprendido mientras hacía fotografías para su película en las inmediaciones del edificio de las Naciones Unidas en Nueva York y fue detenido bajo la sospecha de espionaje. Seemann no tuvo más remedio que desembarazarse de su secreto cinematográfico.
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