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El acercamiento de Trípoli a Teherán pone en peligro la unión de Libia y Marruecos

La unión libio-marroquí está en peligro de sucumbir ante las numerosas diferencias en política y alianzas exteriores entre Marruecos y Libia, y sobre todo por la Asociación Estratégica para el Renacimiento Islámico, firmada el pasado domingo en Trípoli entre Libia e Irán. El viaje que efectuaron a la capital libia el miércoles pasado el consejero real Reda Guedira, a quien se cree padrino de la unión libio-marroquí, y el ministro del Interior, Driss Basri, está relacionado, según fuentes marroquíes, con el "profundo malestar" que comienza a instaurarse en las relaciones libio-marroquíes por estos motivos.

El presidente del Parlamento iraní, hojatoleslam Hashemi Rafsanjani, acudió a Trípoli acompañado por una importante delegación de la que formaban parte el ministro de Asuntos Exteriores, Ali Akbar Velayati, y el ministro de los guardianes de la revolución, Molisen Rafq Doust. La alianza libio-iraní, concluida el domingo pasado al término de esta visita, puede representar el golpe definitivo para la unión de Libia y Marruecos, cuando faltan escasamente dos meses para que se cumpla el primer aniversario de su creación, el 13 de agosto de 1984.Por el momento, ambos países ignoran públicamente los problemas, y ayer llegó a Rabat una delegación de 60 diputados libios para asistir a la primera reunión oficial de la asamblea de la unión libio-marroquí, que se celebra hoy y mañana en Rabat. En la asamblea de la unión participan 60 diputados libios y 60 marroquíes.

Pero en los medios políticos de Rabat no se oculta la frustración por las continuas querellas del líder libio, coronel Gaddafi, con los principales jefes de Estado amigos de Marruecos. Los presidentes de Irak y Zaire han sido los dos últimos.

La unión de Líbia con Irán, que incluye el propósito de creación de un movimiento revolucionario para "liberar por las armas a Jerusalén" -una tarea que el rey Hassan II y los árabes moderados querían lograr pacíficamente a través del Comité Al Qods, que preside el monarca marroquí-, ha sido considerada en Rabat como "un golpe bajo contra los esfuerzos del rey por reunir una cumbre árabe extraordinaria en Rabat durante los primeros días de julio para discutir la situación en Líbano".

Los libios se oponen

La alianza libio-iraní es contemplada en Rabat como verdaderamente "incompatible" con la unión libio-marroquí, y su constitución pone ya en peligro el viaje que debía efectuar a Trípoli el rey Hassan II para conmemorar el primer aniversario de la unión. De todas maneras, esta unión comienza a suscitar manifestaciones de descontento tanto en Libia como en Marruecos.En Libia, los comités populares y revolucionarios se oponen a ella tajantemente. Mientras que en Marruecos, los hombres de negocios se encuentran frustrados por las escasas posibilidades comerciales y económicas que, en contra de lo que esperaban, les ha abierto la unión. En cuanto a la izquierda marroquí, que en un principio pensó que la alianza favorecería la democratización en Marruecos, se manifiesta ahora en contra del modelo libio.

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La esperanza de Marruecos de lograr que Sudán se convirtiese en un tercer Estado miembro de la unión ha quedado frustrada. Subsiste una débil expectativa de que Chad muestre su adhesión, con lo cual Marruecos se vería libre de no pocas presiones internacionales. Sin embargo, nada apunta a que esto vaya a producirse, sobre todo teniendo en cuenta que las gestiones mediadoras del rey Hassan II en torno al problema de ese país tampoco parecen haber dado resultado.

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