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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Rosa Durán, 'bailaora' de raza

Y brillaron los metales antiguos. Antiguos porque Rosa Durán y Rafael Romero son artistas de un arte rancio y enjundioso, del que ya va quedando poco, y Perico del Lunar hace el toque de su padre, característico de una época también periclitada. Verlos a los tres juntos, supervivientes de aquel inolvidable Cuadro Grande del tablao Zambra, produce emociones singulares.Rosa Durán es una bailaora de raza, y se le nota, pese a que lleva ya bastantes años retirada de actuaciones públicas. Muy de cuando en cuando es posible verla de nuevo así, en alguna actuación especial, y entonces la nostalgia nos embarga irremediablemente.

Rosa Durán sigue siendo aquella bailaora que armonizaba con rara perfección todo lo que cuenta en el baile flamenco: un ritmo preciso y atemperado en los pies, la composición de la figura que se quiebra en la cintura para darnos hacia arriba una suma de la más bella estampa bailaora, los brazos increíbles, las manos hasta ese subrayado enormemente expresivo de los pitos.

Maestros del cante y del baile

Cante: Rafael Romero, Gallina. Baile: Rosa Durán, con Amador al cante. Toque: Perico del Lunar. Presentación: Manuel Ríos Ruiz. Organización: Fundación Banco Exterior. Ateneo de Madrid. 19 de junio.

Por Cádiz, por peteneras, en el zapateado, el diálogo del baile de Rosa con la guitarra de Perico del Lunar fue de belleza fastuosa, que el público supo agradecer. Es cierto que Rosa no baila con la fuerza de hace treinta años, cuando ganara el Premio del Teatro de las Naciones, de París, pero le queda la sabiduría, la inmarchitable perennidad de las esencias.

Sabiduría es también Rafael Romero. Declinan sus facultades, y se le nota en ese recurso poco ortodoxo de levantarse de la silla para rematar los cantes, pero le queda su gran conocimiento de los estilos en su máxima pureza. Perico dio otro recital del buen toque flamenco, y Amador puso al baile de Rosa el contrapunto adecuado de un cante eficaz.

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