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El humo de los suspiros ciega los ojos de los caminantes

La bolsa confirmó ayer que la subida del pasado jueves se redujo exclusivamente a ser un repunte de carácter técnico, un alto en ese camino de bajada que, según el análisis técnico, planteará un nuevo test al índice general en la cota 105%. En la semana entrante habrá la posibilidad de presenciar ese dramático pulso que, si se pierde, encauzará al mercado por la senda de la caída libre e incluso con el riesgo de perder la par.Los expertos, por lo menos, comienzan a decantar sus expectativas en este sentido. Y aunque, a la hora de explicar la situación, se señalen como algunas de las principales influencias negativas el retraso del presidente del Gobierno en explicar la anunciada remodelación del Gabinete y la huelga general del día anterior -con un seguimiento superior a lo esperado-, otras causas más convilicentes vienen a apoyar el pesimismo bursátil.

Las juntas de accionistas están pasando sin que el parqué se haya inmutado por una significativa cascada de buenos resultados. Posiblemente éstos ya se habían anunciado con anterioridad y estaban suficientemente descontados por los operadores. Pero lo más fácil es que los inversores tengan presente la probabilidad de que el ejercicio actual no permita a buena parte de las sociedades obtener el mismo nivel de beneficios que en 1984.

Al mismo tiempo, las inversiones de capital extranjero, sin haberse modificado sustancialmente respecto al año anterior, muestran un carácter errático que preocupa a los analistas. Parece claro que la Bolsa de Milán se ha convertido en el foro de moda, y, en todo caso, los mercados españoles han perdido capacidad para despertar el interés de los inversores internacionales.

Así las cosas, no es fácil que los tipos de interés se muevan por debajo de los niveles actuales -parece aburrido señalar que el banco emisor realizó ayer otra subasta de préstamos de 125.000 millones de pesetas al 14%, mientras que los pagarés de regulación prosiguen a ese mismo nivel-, ya que las retribuciones españolas han perdido competitividad respecto a las que ofrecen, o pueden ofrecer en el futuro, otros países.

No se puede olvidar que las inesperadas y positivas previsiones del crecimiento económico norteamericano para el segundo trimestre, anunciadas el jueves, han cortado de raíz cualquier posibilidad de bajar la tasa de descuento, por lo que el dólar se mueve ahora hacia una clara tendencia alcista: ayer ganó otras 2,80 pesetas en el mercado de Madrid, con lo que se situó a 176,55. El gurú Kauffman ha vuelto a afirmar que el tipo preferencial ha registrado la última inflexión que se puede esperar en los próximos meses.

Las expectativas de que la moneda estadounidense evolucionase a la baja prestaron una dosis de tranquilidad a aquellas empresas que se encontraban endeudadas en esa divisa, pero ahora sucede justamente lo contrario. Las compañías eléctricas, a pesar de que han aprovechado el bache del dólar para renegociar buena parte de su deuda en esa moneda, sustituyéndola por pesetas, no dejarán de sufrir este cambio de tendencia. En caso de que no surja un buen apoyo, la bolsa tiene poco bueno que decir en estos momentos

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