Sobre la libertad de expresión
Informe Semanal ofreció el sábado, en hora de máxima audiencia, un reportaje sobre los futuros planes gubernativos de regulación de la profesión periodística y de desarrollo de la Constitución en lo referente al secreto profesional y a la cláusula de conciencia.Ya es extraño que una cuestión interna de la profesión periodística se divulgue a bombo y platillo en un programa tan escasamente especializado, pero Ia extrañeza se volvió estupor al advertir que lo que pretendía colarse de rondón en la conciencia del espectador era una concepción tasada y restrictiva del ejercicio periodístico, según normas que utilizaba su registro oficial de periodistas para excluir a las personas no gratas para el régimen.
Nada hay que objetar al cumplimiento del mandato constitucional en lo referente a la regulación del secreto profesional y la cláusula de conciencia. Pero el proyecto de convertir las actuales asociaciones de la Prensa en colegios profesionales, según el modelo inspirado por Enric Sopena -actual director de informativos de TVE e inspirador también de aquel lamentable programa En Portada, en el que se pretendía enlodar a la Prensa refiriendo sus deudas- desde la Asociación de la Prensa de Barcelona, no sólo contradice las recomendaciones del IPI sino que atenta contra las raíces de la libertad de información.
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