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Absuelto en EE UU el aristócrata acusado de haber intentado asesinar a su mujer con insulina

Francisco G. Basterra

Claus von Bulow, un elegante vividor de origen danés de 58 años, fue declarado ayer inocente por un jurado de la acusación de haber intentado asesinar dos veces a su mujer, la multimillonaria Martha Sunny von Bulow, con insulina. El acusado, condenado hace más de tres años por este supuesto crimen a 30 años de cárcel, se llevó las manos a la cabeza cuando escuchó el nuevo veredicto en un tribunal de Providence (Rhode Island), mientras su amante, Andrea Reynolds, se echaba a llorar.

La esposa de Claus nunca conocerá lo ocurrido, ya que se encuentra en coma irreversible desde hace cuatro años en un hospital de Nueva York. El caso Von Bulow parece sacado de la serie televisiva Dinastía, y contiene todos los elementos necesarios: dinero, alta sociedad, sexo y drogas, para apasionar a la opinión pública."Este era un caso médico, y no se trataba de un crimen", afirmó Von Bulow al abandonar el tribunal que le ha juzgado. La primera condena fue dictada en 1982, por un tribunal de Newport, y posteriormente fue revocada, en apelación, por el Tribunal Supremo de Rhode Island, por motivos técnicos. Los hijos de Sunny von Bulow apelaron de nuevo convencidos de que su padrastro había intentado matar a su madre. Pero ahora el jurado ha rechazado la argumentación del fiscal, que trató de probar que Von Bulow quería la muerte de su esposa para heredar una fortuna de 75 millones de dólares y casarse con su amante, una ex actriz de comedias de televisión llamada Alexandra Isles.

La defensa ha logrado demostrar que Martha Crawford von Auersperg von Bulow, la heredera única de la fortuna de un magnate de la industria eléctrica, estaba desequilibrada, abusaba del alcohol y las drogas, y en una ocasión trató de suicidarse a causa de las continuas aventuras amorosas de su marido. Una jeringuilla con supuestos rastros de insulina encontrada por el ama de llaves de los Von Bulow en un amario del acusado, en su casa-palacio de la exclusiva localidad de Newport, se convirtió en el eje del juicio.

Para la acusación estaba claro que esa jeringuilla había sido utilizada por Claus von Bulow para intentar acabar con su mujer, una guapa rubia de 53 años, aburrida en su mundo de lujo, que únicamente se dedicaba a arreglar flores, pasear y hacer compras, sin realizar tampoco una gran vida social, a la que tendía más su marido.

El fiscal contó con la colaboración de la ex amante del acusado, Alexandra Isles, una atractiva morena que, entre sollozos, explicó al tribunal que su amante la telefoneó en 1979 para decirle que "después de Navidad seré un hombre libre y llegaré a un acuerdo sobre mi divorcio". Días después, Sunny von Bulow fue hospitalizada en coma por primera vez.

Alexandra Isles relató que, en enero de 1980, Claus le había llamado para contarle que en el curso de una discusión sobre el divorcio, su mujer había bebido demasiado e ingerido una fuerte cantidad de barbitúricos y estaba inconsciente. "Me dijo que le estuvo mirando todo el día, sabiendo que estaba en muy mal estado y, finalmente, cuando estaba a punto de morir, me explicó que no podía soportarlo y llamó a un médico para salvar su vida".

Desde entonces, Sunny von Bulow está en coma. Con esta declaración, que omitió en el primer juicio, Isles ayudó a su ex amante.

Sus palabras revelaron que Von Bulow podía ser un hombre con escasos principios, pero no era un asesino, y confirmaron que su esposa abusaba del alcohol y las drogas.

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