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Un torrente de mensajes cifrados

Juan Arias

¿Qué está buscando Alí Agca con toda este espectáculo? La impresión de la agitada sesión de ayer fue que el autor del atentado contra el Papa sigue enviando mensajes cifrados y que no quiere aún decidirse sobre si confirmar o no la pista búlgara, como si estuviese esperando una respuesta. Sobre todo porque circuló ayer el rumor, sin confirmar, de que el Papa ha pedido al presidente Sandro Pertini la gracia para su agresor. Alí tiene puesta su esperanza en el Vaticano.Por otra parte, tras una semana total de silencio, el Vaticano ha empezado a dar información del proceso en L'Osservatore Romano, aunque se limita a publicar sólo unas crónicas de agencias sin comentarios.

En cuanto a la afirmación de que el Vaticano le ha dicho que él es, Jesucristo, podría tratarse de la conversación sostenida en la cárcel con el papa Juan Pablo Il. Es posible, por ejemplo, que el Papa, tras haberle perdonado, le hubiese dicho algo así como que "todos somos hijos de Dios", o bien "tú has sido sólo un instrumento para que se cumpliese un designio de la Providencia", aludiendo con ello al secreto de Fátima que profetizó duros sufrimientos al Papa.

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Alí Agca quiere un careo con la vidente de Fátima

El primer día, Alí Agca había dicho que colaboraría con la justicia a condición de que el Papa no le desmintiese. El Vaticano enmudeció y Alí empezó a hablar. Ahora vuelve a lanzar nuevos mensajes. Da la impresión de que no está seguro de si el Vaticano quiere o no que lance la pista búlgara, o bien si el Papa prefiere que no se moleste a una "nación eslava".

Sobre todo porque, en realidad, la impresión que se tiene es que el Vaticano está dividido entre los hombres de la alta diplomacia que mantienen los contactos con los países comunistas del Este (los cuales preferirían que todo acabase cuanto antes, sin que ninguno de estos países quedase comprometido), y quienes, al revés, dentro del grupo polaco vaticano prefieren que la magistratura italiana vaya al fondo de las cosas. Se ve a Alí Agca como entre la espada y la pared, sin saber qué hacer; por eso intenta ganar tiempo. Por una parte, Agca confirma sus acusaciones contra los búlgaros, pero, al mismo tiempo, no quiere todavía responder con nombres y apellidos a cuestiones concretas.

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