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Un destacado miembro de los GAL tuvo citas con policías españoles, según afirma su amante

La amante del destacado miembro de los GAL Jean Philippe Labade, cuyo nombre no ha sido facilitado por las fuentes consultadas por este periódico, dado que es una excepcional testigo y se teme por su vida, afirma en el sumario del caso Labade que acompañó a éste en tres ocasiones para entrevistarse con policías españoles. En el sumario, la amante de Labade ha realizado una descripción física de los policías y el juez Cousteaux trata de averiguar si coinciden con los retratos robot de las dos personas que se entrevistaron con Labade en junio de 1984 y cuya relación con la policía española negó Julián San Cristóbal.El juez de Bayona Gilbert Cousteaux cursó recientemente a la Audiencia Provincial de Bilbao una comisión rogatoria en la que solicitaba se investigara una matrícula de un vehículo cuyos dos ocupantes se entrevistaron a primeros de junio de 1984 en Ibardin, territorio navarro lindante con la frontera francesa, con Jean Philippe Labade, uno de los principales y más activos miembros de los GAL. La matrícula había sido adjudicada de forma reservada a la Jefatura Superior de Policía de Bilbao para su Brigada de Información y, según el director de la Seguridad del Estado, Julián San Cristóbal, había sido dada de baja en 1983.

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La investigación y las pistas

Asimismo, el juez Cousteaux no sólo solicitó estos datos a España, sino que requirió que se investigaran varias inmobiliarias y bancos para conocer si Labade y otras personas relacionadas con los GAL habían adquirido pisos en el País Vasco español y tenían cuentas a sus nombres. El resultado de las investigaciones de los jueces de Bilbao fue negativo, aunque su solicitud por el juez de Bayona hace suponer que éste tiene fundadas sospechas de que algunos miembros de los GAL puedan residir en España, tengan un refugio para casos de emergencia o estén preparando su futuro para el día que finalice la guerra sucia.

Labade fue detenido el 16 de junio de 1984 en Francia, junto a los implicados en el atentado a Tomás Pérez Revilla, pocos días después de la aún no aclarada entrevista en territorio español con dos desconocidos. Labade reconoció al juez Cousteaux que recababa información para la policía española y que había escondido a los autores del asesinato de Tomás Pérez Revilla.

Pruebas pendientes

Otro dato importante en poder del juez Cousteaux es una cita en Navarra, de la que tuvo conocimiento, entre un comerciante de Cambó, supuesto colaborador de Labade, y dos policías españoles. El comerciante había sido contratado por Labade para que le informase sobre refugiados vascos, pero éste decidió finalmente no prestar tales servicios.El comerciante fue citado posteriormente por policías españoles en la localidad navarra de Dantxarinea, junto a la frontera francesa. El juez Cousteaux tuvo conocimiento previo de esa cita y solicitó a un juez de Pamplona que la investigara. Éste, a su vez, dio cuenta del citado encuentro a la Jefatura Superior de Policía de Bilbao. Los supuestos policías no fueron a la cita y no volvieron a llamar al comerciante de Cambó.

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