China pone fin a la universidad gratuita y potencia las escuelas privadas
La reforma de la educación en China, adoptada el pasado martes 28 de mayo bajo las directrices del partido comunista, pone fin a un sistema de enseñanza superior gratuito y supone, entre otras medidas, el aumento del número de escuelas privadas en la enseñanza secundaria, según anunció ayer el portavoz del Ministerio de Educación, Yu Fuzheng. De acuerdo con las nuevas medidas, los centros de enseñanza superior aceptarán a partir de ahora un "pequeño número" de estudiantes que pagarán el costo de sus matrículas, su alojamiento y manutención.
De acuerdo con las disposiciones de esta reforma, publicadas ayer en las primeras páginas de los principales diarios del país, los centros de enseñanza superior aceptarán un número creciente de estudiantes bajo contrato con su unidad de trabajo."El número de escuelas privadas aumentará probablemente en los próximos años", agregó Yu, que precisó que los centros privados que se dedicaban a cursos de reciclaje y perfeccionamiento, poco usuales en el pasado, habían aumentado en los últimos años. El portavoz ministerial precisó que los centros privados deberán ser homologados por el Estado, y que su elevado coste limitará su número. La reforma de la educación primaria, secundaria y superior pone un énfasis especial en la enseñanza especializada y técnica, la expansión de la autonomía de las escuelas y universidades y la instauración progresiva de la enseñanza obligatoria hasta los nueve años.
Según el portavoz ministerial, la enseñanza primaria se ampliará de los seis a los nueve años, y será obligatoria en las ciudades y zonas costeras en 1990, y en las áreas rurales y pequeñas aldeas, en 1995. En lás zonas más retrasadas, en las que viven 250 millones de habitantes, se podrá aplicar esta reforma según sus posiblidades, y recíbirán ayuda del Estado, precisó Yu. La reforma de la enseñanza secundaria se centrará en la formación especializada y técnica, con el objetivo de aumentar el número de escuelas que imparten este tipo de educación -un 32%. actualmente- a un 50% en los próximos cinco años.
Para alcanzar esos objetivos, los gastos del Estado en el campo de la educación aumentarán más rápidamente que en otros sectores, y las autoridades regionales incrementarán sus gastos en enseñanza superior. El portavoz del Ministerio de Educación precisó que el estudiante universitario cuesta anualmente al Estado unos 2.000 yuans (alrededor de 139.000 pesetas). En lo que concierne al empleo de estudiantes que concluyen sus estudios en la Universidad, Yu afirmó que aquellos que paguen sus estudios tendrán la pósibilidad de elegir el puesto que quieran en el mercado de trabajo. Las autoridades elegirán empleo para los estudiantes cuyos gastos sean costeados por el Estado, pero la gama de empleos para este tipo de estudiantes será ampliada.
A provincias o sanción
Por otra parte, la agencia Nueva China anunció ayer que a los estudiantes diplomados de Pekín que, tras concluir sus estudios, se nieguen a ir a trabajar en provincias alejadas de la capital se les negará todo tipo de trabajo y deberán reembolsar al Estado el dinero que éste haya invertido en sus estudios y en su mantenimiento.
Esta reforma de la enseñanza se produce un mes después de una manifestación pacífica ante el Ayuntamiento de Pekín de cientos de personas deportadas a Shanxi (región del centro) durante la Revolución Cultural (1966-1976) y que pedían su vuelta a la capital. La nueva normativa supone una respuesta indirecta, pero firme, a las reivindicaciones de estos manifestantes, que fueron llevados a sus domicilios sin haber obtenido satisfacción a sus peticiones, según estiman los observadores de la política interior china. Por el contrario, los estudiantes que se prestaron voluntariamente para ir a trabajar en el noroeste de China, en Tíbet y en Ginghai, podrán conservar el permiso de residencia en Pekín y volver al cabo de ocho años, según las nuevas normas.
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