Manuel Rafael Gómez declara en un juzgado que sufrió malos tratos en la comisaría de Parla
Manuel Rafael Gómez declaró ayer en el juzgado de distrito de Parla que fue golpeado por policías, a los que podría reconocer, durante las dos ocasiones consecutivas en que permaneció detenido en la comisaría de dicha localidad, los pasados días 26 y 27 de abril, poco después de la muerte de un policía nacional en un atraco. La de ayer fue la primera ocasión en que Manuel Rafael Gómez comparece ante una autoridad judicial desde que en la noche del pasado 30 de abril fuera ingresado en la residencia sanitaria Primero de Octubre con una grave lesión del bazo.
El pasado 7 de mayo, Manuel Rafael Gómez fue dado de alta en el Primero de Octubre. Desde entonces tan sólo ha efectuado dos salidas largas a la calle. Una, hace unos días, para acudir a la citada residencia sanitaria, ya que sigue sufriendo fuertes dolores abdominales; la otra, ayer, para declarar ante la titular del juzgado de distrito de Parla.Manuel Rafael Gómez llegó al juzgado a las 11.30 horas y acto seguido compareció ante su titular. El joven manifestó que hacia las seis de la mañana del pasado 26 de abril salió de su casa de Parla para buscar trabajo eventual en el mercado de Legazpi. Fue detenido en plena calle y llevado a la comisaría, donde, bajo amenazas empujones y puñetazos, fue interrogado acerca del paradero de un tal Chiqui. Luego fue sometido a una operación de reconocimiento por testigos del atraco en que murió el policía nacional. Durante la hora y media que duró esta primera detención, a Manuel Rafael Gómez no se le notificó la causa de su privación de libertad, tampoco se le leyeron sus derechos y careció de asistencia letrada.
El declarante manifestó luego a la juez que, tras su primera puesta en libertad, regresó a su casa, de donde salió hacia las cuatro de la tarde de ese mismo día. Fue detenido de nuevo en la calle a punta de pistola. Durante la detención y en los primeros momentos de su estancia en la comisaría fue golpeado por diversos funcionarios, visiblemente excitados por el homicidio de su compañero. Permaneció hora y media en un calabozo y luego un inspector del Cuerpo Superior de Policía le indicó que firmara el acta de información de derechos, a lo que se negó por los motivos antes citados. Entonces fue conducido a un centro asistencial de Parla, donde una doctora le apreció heridas leves.
Esa misma tarde, Manuel Rafael Gómez fue trasladado a las dependencias de la Dirección de la Seguridad del Estado, en la Puerta del Sol, y sometido a una prueba de parafina para determinar si había efectuado algún disparo en fecha reciente. Otra vez en los calabozos de Parla, fue interrogado por dos policías, que le preguntaron de nuevo por el tal Chiqui y, durante varios minutos, le golpearon en el estómago, la cabeza, el cuello y la espalda. Permaneció incomunicado en el calabozo hasta las once de la mañana del día siguiente, cuando fue puesto en libertad tras ser reconocido por un facultativo de Parla, que, según su declaración, ni siquiera le pidió que se quitara la ropa. En ambos reconocimientos médicos estuvieron presentes policías. Tampoco en su segunda detención el joven contó con asistencia de abogado.
Tras Manuel Rafael Gómez declararon ayer en el juzgado de Parla cuatro policías municipales de la localidad, que afirmaron haber visto al denunciante en un bar al mediodía del 30 de abril, pocas horas antes de ser ingresado en el Primero de Octubre. Manuel Rafael Gómez afirma que ese día salió a la calle para presentarse en el juzgado de Parla en relación a una causa por hurto que tiene pendiente. Hoy y mañana prestarán declaración en el juzgado de Parla policías nacionales e inspectores del Cuerpo Superior presuntamente relacionados con el caso.
De Castro, ante el juez
Los abogados de Manuel Rafael Gómez han informado que las declaraciones se efectúan en el juzgado de distrito de Parla por decisión del titular del Juzgado de Instrucción de Getafe, Guillermo Ripoll, contra la que, el pasado 13 de mayo, presentaron recurso. Los letrados señalan que la juez de Parla no conoce las actuaciones ya emprendidas, por lo que puede verse mermada la eficacia de sus interrogatorios.Por otra parte, el sacerdote Enrique de Castro, que denunció a través de una carta publicada en EL PAIS el pasado 18 de mayo la existencia de "policías vendiendo droga en Entrevías, Vallecas o el cruce de Villaverde", compareció ayer ante el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Madrid, donde se tramita una denuncia presentada por la comisaría de Entrevías por calumnia, informa Andrés Manzano. Las comisarias de los otros dos lugares citados, Vallecas y Villaverde, no han iniciado, por el momento, acción legal alguna.
A la salida del juzgado, Enrique de Castro explicó que se había ratificado en todo el contenido de la carta publicada y que, efectivamente, tiene constancia de que algunos policías se quedan con parte de la droga confiscada a traficantes callejeros o simples consumidores. De Castro fue llamado el pasado día 18 por el comisario de Entrevías para que declarase en las dependencias policiales, a lo que se negó.
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