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'POP'

Nick Lowe, un talento

Nick Lowe es, con Paul McCartney y Sting, el bajista más destacado del pop británico, además de compositor y productor, tan prolífico como solicitado desde hace 20 años. Cowboy Outfit, es decir, Paul Carrack -ex Ace-, Squeeze -Roxy Music- a los teclados, Martin Belmont -ex Rumours de Graham Parker- a la guitarra y Bob Irwin -ex Sinceros- a la batería le acompañaron en concierto con lucidez. Son músicos veteranos, expertos, que se compenetran, tocan con todo tipo de recursos imaginativos y con la potencia propia del verdadero rock and roll. En efecto, la música de Nick Lowe es rock and roll, pero revestido de otros sonidos, como el country y el tex-mex -de los que el bajista y compositor se siente admirador-, el rhithm and blues e incluso el soul. Lowe cantaba con una voz country modulada al estilo inglés que combinaba con el compás de notas sencillas y maestras de su bajo, perceptible siempre en primer plano. De cabello abundante y blanco, vestía todo altivo con un traje vaquero de gala negro y movía su pierna izquierda al ritmo de su rock trotante. Antes de interpretar la muy esperada Cruel to be kind, Lowe presentó a Paul Carrack, quien sorprendió con una versión coreadísima de Tempted, aquel clásico que cantó para Squeeze.

Concierto de Nick Lowe and his Cowboy Outfit

Ochenta y un minutos. Sala Astoria. Madrid, 24 de mayo.

Prestigiosas canciones

Las intervenciones de Paul Carrack -ofreció tres temas más- relajaron la serie de canciones rápidas de Nick Lowe, aunque el público aplaudió la recreación con un final de reggae-rock de How long, el pequeño éxito de Carrack con el quinteto Ace que popularizaron después Lipps In y Rod Stewart. Este teclista, influido por los modos de Billy Preston y Steve Wonder, tiene voz rabiosa de soul y, junto al batería, apoyaba con coros muy agudos sobre la voz de Lowe.Se sucedieron composiciones viejas y nuevas -Seven nights on rock, My darling Angeline- con la aceptación continua de unos asistentes felices. Johnny, el teclista del grupo Burning, sonreía ante los solos de guitarra de Belmont y, sobre todo, de Paul Carrack al piano en el número Maureen, del ya penúltimo álbum de Nick Lowe. Y es que se lució el cuarteto. Apenas se puede comprender que un estilo, un talento, unas canciones sean prestigiosas y no populares, que los más jóvenes grupos ansíen año tras año la ayuda del elegante pero inquieto Nick Lowe, ese rocker que ha tocado ya en pubs, ya en estadios, de un día para otro. En Madrid ya lo han visto. Lowe se despedía con Half a boy and half a man y volvía a escena con Cracking up. Brillaba y desaparecía.

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